La candidata de Ciudadanos a la alcaldía de Madrid, Begoña Villacís, ha tenido una complicada jornada festiva durante la celebración de San Isidro. Complicada porque ha tenido que sufrir las protestas de un grupo de ciudadanos que, convocados por la Plataforma de Afectados por la Hipoteca en la capital de España, reclamaban una nueva ley de vivienda que les proteja de la burbuja inmobiliaria, de los alquileres abusivos y de los desahucios. Un escrache, según la aspirante del partido naranja, perpetrado por los "amigos de Carmena y Colau", como ella misma ha denunciado en un tuit. Villacís ha compartido el vídeo de este tenso momento en el que los manifestantes han llegado a insultarla, aunque la situación no ha pasado a mayores.

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"Los populistas nos acosan e intimidan", venía a decir la de Ciudadanos, quien por cierto ha anunciado que se perderá la jornada electoral,  ya que tiene previsto dar a luz este mismo viernes con una cesárea programada. El hecho de estar embarazada ha redoblado la indignación de los defensores de la candidata. Viendo las imágenes, sin embargo, da la impresión de que Villacís quizás ha exagerado una situación ciertamente incómoda e indeseable para nadie. Pero también es verdad que negar la expresión popular de un sector de la sociedad que vive cada día bajo la amenaza de perder su hogar, y que se ha cansado de los políticos (del signo que sea), demuestra una actitud prepotente y victimista. Dicho de otra manera, tiene que estar "a las duras y en las maduras", y parece que ni a la de Ciudadanos ni a los ofendidos por lo que ha pasado en la Pradera de San Isidro no les guste eso de las críticas. Atención al nivel de los defensores de Begoña.

"La mitad van drogados". Eso sí que es combatir un escrache con serenidad y racionalidad. Un claro ejemplo de que envolverse en las palabras "libertad, democracia y respeto" (cómo reza su tuit) está muy bien, pero se lo tendrían que hacer mirar. Aquí, en Catalunya, lo sabemos muy bien, cuando nos llaman golpistas desde los medios de comunicación, cuando provocan con las brigadas de retirada de lazos amarillos, cuando Arrimadas llama terroristas a la cara de los vicenses o se van a hacer el rídiculo a Waterloo, o incluso, cuando ríen las gracietas de su bufón preferido, Albert Boadella. Todo eso es mucho mejor, más barato y sobre todo, más cómodo que te regañen por las calles de la ciudad que pretendes gobernar. Escraches hay de muchos tipos, Begoña. Y todos ellos son censurables.