Liverpool 2023 ya es historia del Festival de Eurovisión. Una fabulosa para la sueca Loreen, y una mucho más amarga para España. La propuesta flamenca de Blanca Paloma no cuajó. Las apuestas previas eran un espejismo, incluso una broma de mal gusto. ¿Quinta posición? Error. Hay un cinco, sí, pero paupérrimo: son los votos del jurado popular, de los eurofans, premiando la actuación de la cantante de Elche. Una miseria. Si bien los entendidos habían sido mucho más benévolos con sus puntuaciones, Europa y Australia le dijeron uno no como una plaza de toros al 'EAEA'. Un rechazo que provocó el desastre, la 17.ª posición. Lejos, muy lejos. ¿No se podía saber, o sí?

Siguiendo el razonamiento del caso Remedios Amaya, el gran fracaso flamenco eurovisivo del 83, el mundo sigue sin estar familiarizado con este estilo musical. Claro, debe ser eso. Tampoco ayuda presentarse con una nana a un concurso donde destaca el ritmo y el baile: de vez en cuando triunfa alguna balada romántica, pero ni una destinada a dormir a tu oyente. Esta fue la apuesta de TVE, los fans y especialistas del Benidorm Fest. Tiene gracia, porque si recuerdan la edición de Chanel Terrero la polémica fue elegirla sobre Rigoberta Bandini o las gallegas Tanxugueiras. La primera era demasiado feminista, las segundas hablaban raro, en gallego, y aburrían al fandom con su folclore. Que daría mala imagen. ¿Y qué ha llevado España al año siguiente? Un simulacro de Tanxugueiras, pero en cristiano y cañí. Pues mira, bien merecida la derrota.

Blanca Paloma / Twitter

Blanca Paloma fracasa y los eurofans españoles se enfadan con el mundo

En todo caso ya se pueden imaginar que un sector nutrido de seguidores españoles quedaron tocados con el resultado. Sencillamente porque, para ellos, no había color. Blanca Paloma había arrasado y había plantado la bandera española en medio del escenario. 2x1, como en el supermercado. No queremos decir que la artista no tenga talento, que no sepa cantar ni nada parecido, todo lo contrario. Solo que, como ha quedado reflejado en números, no era su lugar ni su momento. Cuando bajó del escenario, a los hogares de la enorme mayoría de los que votaron se respiró profundamente. Tanto que estaban roncando, en otro mundo. Alguien que luchaba contra el sopor opinó en Twitter y formó la tercera guerra mundial. Y todo por Belén Esteban. Conflicto internacional a la vista.

Blanco Paloma en Liverpool / RTVE.es

Belén Esteban provoca un conflicto internacional, "¿me entiendes?"

No sabemos si Belén, que a partir del 23 de junio tendrá mucho tiempo libre gracias a Isabel Díaz Ayuso, siguió la final. Si nos fiamos de sus redes diríamos que no: recomendó una serie de Netflix. Seguro que no sabía, sin embargo, que era la protagonista inesperada de la noche, convertida en arma arrojadiza entre una usuaria extranjera especializada en música pop con más de un millón de seguidores, y hordas de patriotas que no estaban dispuestas a permitir un atropello a sus símbolos nacionales. Por ejemplo, los memes de la princesa del pueblo, que tendrían que formar parte de Patrimonio Nacional. "Spain i'm sorry... but no", decía el tuit original, "España, sabe mal, pero no". Debajo, la de Telecinco haciendo de las suyas: "Yo quiero vibrar, quiero bailar, quiero cantar. ¿Me entiendes?" Genial. La réplica, furiosa: "Lávate la sucia boca de guiri", "sentencia de muerte", "no vuelvas a usar a Belén", "sinvergüenza", "vete a hacer balconing"... Movidita la cosa. La "guiri" alucinaba e insistía con más material, animando la noche y la resaca.

Belén Esteban / GTRES

Spain is different. Que no mejor que el resto, pal menos en Eurovisión.