Se aviva la guerra entre Belén Esteban y Jesulín de Ubrique. Los que fueran pareja siempre han estado enfrentados y han protagonizado múltiples polémicas. En las últimas horas, para no perder costumbre, lo han vuelto a hacer. El motivo del enfado es sencillo: el torero se ha escapado hasta Madrid y no ha ido a ver a ninguna de sus dos hijas. Nos referimos a Andreíta, la que tiene con la de Sálvame, y a Julia Janeiro, quien acaba de cumplir los 18 años de edad, fruto de su relación con María José Campanario.
Fue el viernes 23 de abril cuando Jesulín de Ubrique viajó desde Andalucía hasta Madrid para grabar varios episodios del programa El Desafío, de Antena 3, en el que próximamente participará. Unos días por la capital en los que el torero se ha dedicado a hacer la suya. Mucho. Tanto, hasta el punto que no se ha dignado a ver a ninguna de sus dos hijas. "Yo sabía que estaba en Madrid y se ha ido a comer a restaurantes a los que voy yo", decía Belén Esteban cabreada por el último feo gesto del torero. "La parte que a mi me toca está acostumbrada a esto, cada uno en la vida tiene lo que se merece", añadía la de Sálvame. Pues Jesulín de Ubrique, desde hace muchísimos años, no ve a su hija Andrea y Belén Esteban ya ha tirado la toalla, desde hace tiempo, esperando a que el encuentro se produzca. Fotos de la tertuliana molesta:
Un enfado que parece que también comparte Julia Janeiro, la hija de Jesulín. Pues la influencer ha publicado un mensaje clave en su cuenta de Instagram que esconde mucho significado. Valiéndose de una captura en blanco y negro, la joven escribe: "Sé mas consciente de lo que realmente necesita tu energía". Unas palabras traducidas del inglés al español, con las que se podría estar refiriendo a su padre, asegurando que no se merece su tiempo después de haber viajado hasta Madrid y no haberla visitado. Hablamos de esto:
Julia cumplió 18 años el pasado 18 de abril. Una fecha especial que tuvo que pasar separada de sus padres por culpa del coronavirus. Aunque el torero confesó que tenía muchas ganas de poder ver a su hija, para celebrarlo por todo lo alto y soplar juntos las velas de la tarta. Pues nada, con lo último que ha hecho ha quedado claro. Clarísimo, vaya.