El camino de Belén Esteban y Miguel Marcos no ha sido precisamente un cuento de hadas. Desde que se casaron en 2019, la pareja ha enfrentado altibajos que los han llevado a tomar la difícil decisión de renunciar a uno de sus mayores sueños: convertirse en padres juntos. Aunque la colaboradora de televisión y el conductor de ambulancias siempre habían manifestado su deseo de tener un hijo, la realidad parece haberles dado una dura lección. Belén, quien ya es madre de Andrea Janeiro, tenía la esperanza de volver a experimentar la maternidad, esta vez al lado de Miguel, pero las circunstancias actuales han dejado este deseo en el olvido.
En una entrevista realizada hace un par de años, Belén se mostró resignada ante la idea de no poder cumplir este sueño, citando no solo su edad, sino también su delicada salud como factores determinantes. “Tengo 48 años y soy diabética. Tengo una enfermedad que no es fácil, las diabéticas tenemos hijos pero tienes que estar muy controlada”, confesó la estrella televisiva, dejando claro que la puerta a la maternidad se está cerrando rápidamente, dado que "le da miedo".
Problemas financieros y decisiones de vida
A esta triste decisión se suma el complicado momento financiero que atraviesa Belén Esteban con su empresa, Sabores de la Esteban. Lo que comenzó como un proyecto lleno de entusiasmo, con productos como gazpachos y patatas fritas que prometían conquistar los paladares de España, ha terminado por convertirse en un dolor de cabeza más para la colaboradora. Las ventas han caído en picada, y la empresa está lejos de ser el éxito rotundo que Belén había imaginado. De hecho, los números recientes muestran que Sabores de la Esteban ha pasado de facturar más de 161.000 euros en 2021 a unos escasos 2.660 euros en su última declaración fiscal. La caída es tan pronunciada que ya se habla de números rojos y de una posible salida del mercado.
Sin la exposición mediática que le brindaba 'Sálvame', su marca parece haberse desinflado, demostrando que, sin su presencia constante en televisión, el tirón de sus productos no es suficiente para mantenerse a flote. La presión de estas dificultades económicas también ha afectado la estabilidad emocional de la pareja, quienes han tenido que replantearse sus prioridades y tomar decisiones que nunca imaginaron.
La realidad de una vida sin hijos
Aunque las especulaciones sobre la posibilidad de un embarazo de Belén Esteban fueron constantes, la realidad es que tanto su enfermedad como su edad han jugado en contra. Incluso se llegó a barajar la opción de la gestación subrogada, pero la incertidumbre y las dudas terminaron por ganar la batalla. Belén ha dejado claro que si un bebé llegara a sus vidas, sería bien recibido, pero no es algo que pueda permitirse en estos momentos. De hecho, reconoció que gran parte de su deseo de ser madre se debe a que Miguel todavía no tiene hijos. “Eso me tira mucho pero también es verdad que cuando éramos novios y yo quería él no ", evidenciando la ironía de su situación y cómo la vida a veces tiene otros planes.