A Bertín Osborne lo conocemos bien. Provoca amor y rechazo a partes iguales, los fans lo idolatran, el resto del mundo... no mucho. Su ideología política, sus comportamientos y humor rancios, incluso su vertiente artística sobre el escenario o conduciendo un programa de televisión lo convierten en un elemento perturbador. Pero que no sea dicho: cuando alguien sufre un drama, una desazón y una angustia que afecta a su vida personal e íntima, no seremos nosotros los que nos cachondeemos ni nos ensañemos con él. Todo lo contrario: ojalá que pueda solucionar con éxito el trance que le roba el sueño desde hace unos cuantos días.
Osborne se siente solo en su finca. Especialmente desde que partiera peras con Fabiola, su exmujer, con la que no acabó bien. Ni siquiera la aparición de supuestos romances con diferentes mujeres (que no encajaban con su perfil, pero el amor es ciego) apaciguaron el sentimiento de soledad y cierta tristeza que se apoderó de él. ¿El refugio? Sus animales. Los caballos, en primer término, siempre ha sido un enamorado de los equinos. Pero también los perros, el mejor amigo del hombre. Seres vivos que, como norma general, entregan el triple del amor que reciben. Así lo manifestaba hace unos meses: "Me considero un enamorado de los animales. Pocas cosas (o ninguna) me aporta lo que me dan mis perros y caballos. Compañía, lealtad, cariño, alegría". Mejor que los humanos en muchos aspectos, vaya.
Bertín Osborne sufriendo por la desaparición de su perro Thor
Esta declaración de amor es el contexto para entender la angustia que está viviendo Norberto, que lleva tiempo buscando a uno de sus perros. Ha desaparecido. El animal responde al nombre de Thor, tiene 4 años y es un pastor alemán precioso. Osborne está moviendo cielo y tierra para recuperarlo, y las redes sociales se han convertido en su principal vía de comunicación para alcanzar la meta. El 31 de enero enviaba una alerta: "Quiero pediros un favor, especialmente a los que soléis rondar los aledaños de mi casa en Alcalá de Guadaíra. Si alguien lo ha visto o tiene conocimiento de su paradero, por favor, hacérmelo saber. Gracias de antemado". La cara era el reflejo del alma. Triste, inquieto, desolado. No quiere hacerse a la idea de que le hubiera pasado alguna desgracia.
La búsqueda no está teniendo los resultados que desearía, pero cuando menos sabe que Thor está vivo. Por eso ha vuelto a enviar un mensaje de socorro. He perdido a mi perro. Un pastor alemán de 4 años que se llama Thor y es maravilloso. Recibo y agradezco cientos de mensajes con fotos de perros que andan por ahí, no sabía que había tantos, la verdad, y una o dos fotos sí se que era mi perro. Está por ahí". Hace un apunte importante, que nadie le tenga miedo. Es afable y tranquilo, aunque no lo parezca. Aquellos que le ayuden tendrán premio: "Quiero dar una recompensa al que me de información de dónde está o me lo agarre. El problema es que es un pastor alemán muy grande y a lo mejor la gente... no hace nada. Por favor, si lo véis suelto, agarradlo y llamadme. Todos sabéis cómo localizarme a través de Instagram, y tendréis una recompensa importante". Es su última carta.
Suerte en la búsqueda. Ojalá que vuelva a casa.