Bertín Osborne tiene 66 años. El presentador de televisión, cantante y playboy cañí no pasa por su mejor momento, eso sí. Se acaba de separar de Fabiola Martínez, su mujer desde hacía 15 años y madre de dos de sus hijos, Kike y Carlos. Una golpe que le ha afectado mucho y que no puede disimular. La venezolana se hartó de las discusiones y decidió que mejor tomar caminos separados, a pesar de los problemas médicos de Kike, que sufre una lesión cerebral desde que nació. La ruptura ha hecho bajar a Bertín en el suelo, cayendo de 4 patas. Y se ha quedado sin ánimo, recluido en su finca e intentando levantar la cabeza.
La música podría ayudarlo en esta misión, y por eso ha publicado un disco nuevo que, afortunadamente, ya no es de rancheras ni emulando a un crooner que no ha sido ni será nunca. No más 'Yo debí enamorarme de tu madre' ni cosas así. Ahora se ha pasado a la canción melódica, de terciopelo, romántica, azucarada. Y sus seguidores están de enhorabuena, porque las letras son suyas. Las ha escrito él mismo en su bodega, donde se inspira mejor "porque huele a vino", como le dijo a Emma García en Telecinco. Un trabajo que, asegura, llevó a cabo durante la pandemia. Seguramente cuando las cosas no iban bien en casa y se olía el desastre. Por eso estaba más tierno que de costumbre. Bueno, por eso y porque ha mirado el calendario y se ha dado cuenta de que lleva 40, sí, 40 años, subiendo a cantar al escenario. La nostalgia hizo parir cosas como '40 no son tantos', la canción que interpretó en 'Viva la Vida'.
Cuando hablas de Bertín, dejando al margen cuestiones políticas, sociales y deportivas, te viene a la cabeza su planta. Aquella que lo ha hecho famoso, el Don Juan español por antonomasia. Siempre clásico pero arregladito, especialmente en públicom cuando tenía que promocionar sus discos o presentar programas, ¿verdad? Pues no. Eso es cosa del pasado. Ahora el hombre se presenta en los platós de cualquier manera para hacer su playback (todavía no los clava, por cierto) con un look de andar por casa. O de ir a tirar la basura. O a coger castañas. Un chubasquearo con forro polar, la camisa de cuadros, un tejanos que han vivido épocas mejores y los mocasines con las suelas pidiendo auxilio. Ni canta, ni siquiera se prepara mínimamente. Con todo esto sólo nos viene una palabra: dejado.
BERTÍN AMB SU ASPECTO CLÁSICO:
BERTÍN EN 'VIVA LA VIDA':
El caso es que su aspecto todavía llamaba más la atención en un programa especial que celebraba la noche de Halloween. Todo el mundo iba disfrazadísimo menos él, que a duras penas había pasado por maquillaje. Emma le ofreció una capa para intentar maquillar la cosa y taparlo un poco, pero aquí sacó al machus ibéricus que lleva en la sangre: "No me jodas, que esto es una americanada que la hemos adoptado hace 10 años y a mí me parece una fantasmada de pelotas. Una mierda, no me pienso poner nada de eso", replicó a la vasca. Este es nuestro Bertín, el de siempre, el clásico.
Pensándolo bien, quizás es que Bertín llevaba disfraz pero era muy sutil: uno de cantante jubilado. Le faltaba el diario enrollado y una barra de pan para dar de comida a las palomas. Eso sí que sería de Halloween, ¡qué miedo!