El serial de la vida íntima de Bertín Osborne está a punto de escribir la clausura de un capítulo movidito. El 31 de diciembre su amante Gabriela Guillén dará a luz a una criatura que, según su testimonio, es hijo del presentador y cantante. El mismo Norberto lo reconoció en un primer momento en aquella declaración pavorosa sobre su séptima paternidad a sus 69 años. Hace un par de meses se arrepintió de sus palabras, y filtraba que pedirá una prueba de ADN al recién llegado. Extiende la duda sobre la madre como represalia por lo que considera un hostigamiento sistemático, que quiere decir hablar de más. Otro castigo, cortarle el grifo económico. Hace tiempo que no le pasa un euro. Incluso la ha dejado sin padrino. Sin embargo, Gabi no ha parado de lanzarle directos, indirectos y de hacer pública alguna confidencia incómoda. Y así nos hemos plantado casi en 2024, con un conflicto y un bebé a las puertas.
Hablando de confidencias, la que le hacía otra ex de Bertín en plena calle a una de las hijas del cantante, Eugenia Ortiz Domecq. Un encuentro con potencial morbo: ¿quizás con Chabeli Navarro, la otra mujer que afirmaba haber quedado embarazada de Osborne? ¿Quizás la extriunfita Ena? ¿Alguna más de la lista? No, se trata de la pareja más importante, la oficial durante dos décadas, a pesar de los testimonios que lo acusan de doble, triple y cuádruple vida afectivo-sexual: la venezolana Fabiola Martínez. Separados desde 2021, la ruptura no ha sido fácil. Muchos años casados, dos hijos y uno con su particularidad de salud, incluso una fundación surgida de los problemas del pequeño... Que Martínez lo mandara a hacer puñetas no sería ningún capricho. Algo vería de manera nítida. No se podía fiar de él. La amargura al hablar de su ex ha sido una constante hasta el big bang del festival de relaciones de Bertín. Las cosas cambiaron.
Fabiola mutaba hasta convertirse en una de sus aliadas, dejando a la altura del betún a las amantes, desmintiéndolas, actuando como un muro de contención contra el tsunami de acusaciones en contra. Siempre oficialmente a dos metros de los líos de su exmarido, pero sin dejarlo caer del todo. Curioso, o quizás no tanto. Han pasado media vida juntos y parece que el desencanto de Fabiola no era producto del desenamoramiento. Amor debe haber porque determinadas actitudes son imperdonables, como decir de un niño "no ha sido un embarazo deseado, sino un accidente. Pero me haré cargo" o que "me la sopla todo" lo que diga Gabriela Guillén... o así, en general, en la vida. Con estos aires de superioridad todo es indefendible. Solo la venda en los ojos te lo puede hacer obviar. La del amor.
Que Martínez sigue muy vinculada a Bertín, aparte de por la propia maternidad de los niños, lo demuestra con sus encuentros con otros hijos del presentador de Canal Sur. Y aquí entramos en el relato del encuentro con Eugenia, en el que los paparazzis la cazaban durante una conversación con aire emocional antes de subir juntas a un coche. Vemos a la exmodelo venezolana decaída, tocándose en nariz con un gesto revelador, triste, pensativa. Preocupada e incluso algo angustiada. Eugenia la escucha y entra en el coche seria, antes de abandonar el lugar. Fabiola no era una persona feliz, y en estas horas decisivas, la lectura es necesariamente en clave Bertín y sus hijos. Seguro que eso no "se la sopla". Sobre todo porque es la constatación de que va dejando gente tocada por todas partes.