Bertín Osborne tiene un problema y grave. Su imagen, popularidad y relevancia se está deshaciendo como azúcar en un vaso de agua. Hecho que, también hay que decirlo, no habla nada bien de nuestra sociedad, porque Norberto no ha cambiado: siempre ha sido el mismo tipo de personaje, artista, comunicador y ser vivo. Lo que está pasando, en realidad, es que ha cansado a su fandom. Los ha agotado y medio exterminado con su falta de empatía brutal, dejando sus defensores a ultranza reducidos a la capacidad de autocar de línea. Más o menos la misma cantidad de gente que van a los conciertos de su gira de verano.
¿Por qué el presentador, cantante y polipadre madrileño de 69 años ya no engancha? Tenemos algunas teorías. Pero la que más posibilidades de acercarse a la realidad sería el circo lamentable que ha armado con la examante Gabriela Guillén, el bebé, las pruebas de paternidad y, especialmente, sus manifestaciones lamentables y cavernarias durante todo el caso. Un recorrido en moto de alta cilindrada en dirección a la bajeza más abyecta, pero también a la estrategia más kamikaze. Le ha salido todo fatal y se ha hunddio con los y las lectoras de las revistas del corazón, precisamente su público objetivo en las galas. Hecha esta criba, ¿quién le queda? Pues gente muy cafetera, irreductibles. Cuatro gatos. Como en Guadalix de la Sierra, hace unos días.
Este era el aspecto de la plaza de toros de la localidad de la sierra de Guadarrama en Madrid, famosa por acoger la casa de Gran Hermano. Desolador. Hay más gente en un bolo de Letizia Sabater y la salchipapa, y encima se lo pasan mejor. Allí llegaba Bertín con su banda de mariachis, dispuesto a destrozar rancheras. El vídeo de la actuación, que se ha viralizado gracias al programa 'Espejo Público' de Susanna Griso, acredita una vez más que el crooner no es ningún virtuoso, aparte de un maleducado y un jeta. El concierto quedó suspendido tras 15 minutos de actuación y 30 más de espera, enfureciendo a todos aquellos que estaban en el recinto. La sensación por la huida es de estafa, sobre todo después de asistir a la justificación de Osborne sobre el escenario: "Llevo 43 años encima de un escenario, y es la primera vez que me pasa esto. Ya le he dicho a Ángel, "no puedo hacerlo", porque esto es una cagada. Han contratado un equipo de luces y de sonido al que no debéis contratar nunca más en la historia".
Uno de los asistentes a este espectáculo vergonzoso reclama que le devuelva el dinero, al sentirse engañado. Su testimonio es oro puro: "Dice que es la iluminación. ¿Y a mí, qué me cuentas? Eso no es una disculpa. Es porque no hay gente, porque somos cuatro. No hay leña, está clarísimo". Se sienten despreciados, y no les falta razón. A ver si Bertín osa hacer lo mismo en Valencia el próximo mes de julio, contratado por PP y VOX. Ha vendido el 5% de las entradas, de momento. Tiene mala pinta. Por cierto, que la paradoja es brutal: Norberto, españolazo de pulserita y discurso patriotero, se ha convertido en el colmo de la paguita y la subvención. No se podía saber.