Nuria Roca sigue arrastrando a La Sexta por el pedregal de la irrelevancia. Sacar a 'La Roca' del pozo es misión imposible, y por eso ha decidido que de perdidos, al río. La valenciana, la misma que salió de mala manera de TV3 porque ella "no habla de política", invitó a uno de los trovadores más famosos del españolismo. Sí, uno que canta en playback y con un chubasquero. Ayer Bertín Osborne no lo lució porque no "cantó", aunque 'cantadas' dejó unas cuantas. La más gigantesca, colosal y paradigmática no tenía nada que ver con la excusa para hacerle visitar el plató, los 40 años del andaluz sobre los escenarios y su disco conmemorativo, no. De hecho, eso es tan intranscendente que lo ventilaron en un abrir y cerrar de ojos.
Nuria y Norberto se conocen desde hace mucho tiempo, y no dejaron de recordar batallitas que a ellos les parecían muy divertidas. Tanto como casposas, la verdad. Pero como era un vis a vis endogámico y de autocomplacencia, estaban encantados de la vida, quizás soñando que el público en casa compartía su gozo. Un momento: ¿Público? ¿Qué público? 486.000 almas sufridoras en 4 horas y media de programa, sí. Un 4'1% del total de la audiencia. ¡Guau! Datazo, dónde vas a parar. Lástima, la progresión ascendente de la semana pasada se ha detenido en seco. De hecho, 'La Roca' vuelve a resquebrajarse y amenaza con colapso inminente. Es insostenible, lo mires cómo lo mires.
Osborne pasó por el programa de La Sexta con un estado de ánimo bastante diferente al que dejó ver hace una semana en Telecinco. Se le veía más contento, más animado, más exaltado. Vete a saber si está dejando atrás la pena por la separación de Fabiola Martínez, ahora que le atribuyen nuevas conquistas, como aquella exnovia de su amigo y colega Kiko Rivera. El caso es que se iba animando y animando, y como Nuria es de la cuerda, sabía qué tecla tocar para asegurarse un buen titular con el que sacar la cabecita al día siguiente e intentar esconder el desastre de audiencia. Y el tema era hablar de un amigo muy importante y que vive en el extranjero desde hace 15 meses. Bien, más que vivir allí, se esconde: Juan Carlos I, su compañero de paellas. El discurso fue un delirio absoluto, pero explica tan y tan bien quién es Bertín y cómo es el españolismo juancarlista y monárquico que es para enmarcar.
El hombre quiere que el Borbón vuelva a España, y ya si eso que dé explicaciones desde aquí. Eso, evidentemente, siempre que tenga que explicar algo, porque en Bertín no lo tiene claro. Quizás que todo eso es una leyenda malévola e indocumentada, una maniobra más de los enemigos de la patria para desmenuzarla. Por no saber, Osborne no sabe ni dónde para el emérito. En cambio, sí que sabe mejor quién es otra persona. Esta, curiosamente, es un representante político de una formación democrática y que, además, ha pedido disculpas públicas en varias ocasiones por conductas pasadas: Arnaldo Otegi. 'La bicha', sí. ¿Qué ha hecho el presentador? Mezclar este dos conceptos y perpetrar la siguiente comparación, una de aquellas que hiela el cerebro: "Juan Carlos debería volver cuanto antes. Si pudiese preguntarle algo, sería "por qué no está aquí". No está imputado, no sé que hace allí. En cambio, cómo se llama este... el de Herri Batasuna. Otegi. Ese se pasea por aquí, la gente le hace la ola, "Mr. Otegi, siéntese aquí, póngase cómodo, una cervecita, un pintxo, un txakoli". Y Don Juan Carlos en Dubái con los burkas". Lo tiene todo. Tan increíble que incluso Arnaldo le ha respondido, claro.
Roca ha conseguido una proeza: hacer que los domingos por la tarde La Sexta sea 13TV a las dos de la madrugada. Y sin hablar de política, dice, que le da repelús. Bravo, bravo.