Uno de los cómicos más maravillosos que tenemos en este país es, sin duda Berto Romero. Sus monólogos son hilarantes, igual que sus espectáculos o las respuestas que da en el consultorio telefónico de Late Motiv al lado de Andreu Buenafuente. Berto tiene un talento especial a la hora de explicar las cosas, las que salen de su imaginación, pero también, las que le pasan.
A menudo, un cómico encuentra la inspiración en lo que lo rodea, en la vida real y en diferentes situaciones que le tocan vivir a él directamente o a alguien que conozca. Y a Berto Romero le pasan muchas cosas cuando no está delante de una cámara o encima de un escenario. Este lunes, el de Cardona estaba en unas escaleras mecánicas cuando un desconocido intentó hacerle una foto sin pedírselo ni que él se diera cuenta de ello... Pero sí que lo hizo.
La mano cogiendo el móvil de estrangis con la cámara apuntando a Berto para inmortalizarlo... Menos mal que la foto que le hizo este desconocido fue en unas escaleras mecánicas y no en el vagón del AVE donde estaba Berto cuatro días atrás, porque la cara que se hubiera encontrado al apretar el clic de la cámara de fotos hubiera sido, más o menos, parecida a esta:
Por favor, si alguien se toma por aludido, que sepa que en tiempo de pandemia, por el hecho de que los ciudadanos van por la calle o por los transportes públicos con mascarilla, no quiere decir que no hayamos perdido la capacidad de oler. Llevamos la nariz tapada, sí, pero las papilas olfativas siguen funcionando. Por lo tanto, percibimos perfectamente los olores, o en este caso, las pestes. Si alguien no se ducha por la mañana y le canta el alerón. O peor, como le ha pasado al bueno de Berto.
Porque Berto ha vivido una desagradable sensación, que seguro que todo el mundo se ha encontrado alguna vez en un metro o algún bus lleno hasta los topes. Aquella sensación que te va subiendo por la nariz y se te mete en el cerebro, aprovechando la multitud y el anonimato. Aquel tufo de cuando alguien levanta la cola en un lugar cerrado, como un vagón del AVE. O cómo dice Romero, "peyendo", gran verbo:
De tan gráfica como es la descripción, nos podemos imaginar qué ha sentido él mismo y las vascas que le han venido. Algunos colegas se han solidarizado con él. La red, moja pan: