La indignación por la nueva convocatoria electoral en España es imparable. La ciudadanía está harta de los políticos, de sus idas y venidas, y especialmente de su incapacidad para llegar a acuerdos y ponerse a trabajar. Se llenan la boca con postulados moralistas y la gastada frase de "el bien del país" y similares, y lo que acaba por demostrarse es que cada uno de los actores políticos solo buscan su bien personal. Y la gente no es idiota. Quizás no revienta, pero no es idiota. Así se han multiplicado iniciativas para censurar a los representantes de los partidos, para pedir que no cobren por no hacer bien su trabajo, para reducir las enormes facturas de los nuevos comicios o para no recibir propaganda electoral de cara al 10-N. Se irá a elecciones, sí, porque parece el deporte favorito de los partidos españoles. Eso de poner urnas les gusta, pero no siempre. Hay excepciones, ya lo sabemos en Catalunya.
Votar es el acto más relevante de la democracia. Hasta aquí, todos de acuerdo. Pero siempre que se vote lo que guste a la clase dirigente. Si no, es ilegal, propio de rebeldes y sediciosos, motivo de porrazos y barcos cargados de policías, y castigado con interminables periodos de prisión preventiva y (presumiblemente) duras condenas. En Catalunya nos gusta votar, y llevamos años reclamando poder hacerlo con libertad. Millones de personas, de hecho. Personas como la cantante Beth Rodergas, que ha resumido perfectamente todas estas ideas y el sentimiento con el que recibimos la enésima cita electoral. El varapalo es, sencillamente, acertadísimo.
Muchas de las excusas de los partidos españoles para no llegar a acuerdos de investidura tienen a Catalunya en el centro de la diana. Beth les da la solución con una paradoja contundente y brutal: Si quieren dejar de votar en España, que nos dejen votar en Catalunya. La cantante de Suria, una vez más, demuestra su compromiso con la libertad y el país.