La boda de Tamara Falcó e Íñigo Onieva no está siendo precisamente un cuento de hadas. Los percances no dejan de sucederse. Que si las infidelidades de Íñigo, que si cambios de fecha por accidentes inesperados, que si problemas con el vestido, que si el robo de las joyas… Y ahora un detalle que no ha gustado ni un pelo a los invitados a la boda.
Isabel Preysler, la famosa reina de corazones y madre de la novia, siempre soñó con el día en que su adorada Tamara daría el "sí, quiero". Sin embargo, las cosas no han salido como ella esperaba. Para empezar, no está nada contenta con la elección de novio de su hija. Resulta que Íñigo Onieva le fue infiel en múltiples ocasiones el año pasado, y eso ha generado una gran desconfianza en la socialité.
Boda llena de percances
Pero eso no es todo, porque los preparativos de la boda tampoco han sido de ensueño. Isabel tenía en mente una celebración por todo lo alto, con la asistencia de las personalidades más relevantes del país. Sin embargo, la realidad dista mucho de su ideal. La boda será íntima y se llevará a cabo en el palacio que heredó Tamara de su padre, Carlos Falcó, conocido como "El Rincón".
El problema es que el palacio, aunque es inmenso y hermoso, sufre de algunos inconvenientes. Por ejemplo, solo funciona un baño en todo el recinto. Carlos Falcó tuvo que vender parte del terreno debido a los gastos que implicaba mantenerlo. Su segunda esposa realizó algunas mejoras para hacerlo habitable, pero todavía hay mucho trabajo por hacer.
Solo funciona un baño en todo el castillo
Debido a estas circunstancias, la boda se celebrará en una carpa instalada en los jardines del palacio, cerca del estanque. Y aquí es donde surge el problema que ha desatado el boicot. Los baños serán portátiles, esos que solemos ver en obras o conciertos. La cara de los invitados cuando se enteraron de esta situación no debió tener desperdicio.
Resulta comprensible que los asistentes no estén muy entusiasmados con la idea de utilizar urinarios portátiles en un evento tan importante. Son gente de dinero y ni sirve cualquier baño para hacer sus cositas. Es incómodo, poco glamoroso y, sobre todo, poco higiénico. Tanto es así que incluso temen la posible ausencia entre las personalidades invitadas por este motivo.