Domingo. Seis de la mañana. Estación de metro de Can Peixauet, en la línea 9. Santa Coloma de Gramenet. Dos chicos acosan a una chica en un vagón. Después, camino del ascensor del andén, diez más le hacen tocamientos y le clavan una cuchillada a su pareja. ¿Resultado? 15 detenidos por abusos sexuales, entre ellos, dos menores. 8 de los arrestados ya han salido en libertad. Los chicos estaba infectado con sarna y eran un grupo de magrebíes sin residencia fija y que ocupan viviendas deshabitadas.
Antes de hacer el ridículo subiendo a lomos de su caballo para iniciar la "reconquista", Santiago Abascal y sus acólitos de VOX pidieron que los detenidos sean deportados de manera inmediata: "¡Hay que expulsarlos! Y exigir responsabilidades a los que los han traído y a los que les siguen llamando". Susanna Griso, en Espejo público, calificó de "pornográfico" que el partido de ultraderecha haga esta petición. La presentadora considera que la utilización política del caso le recuerda a Matteo Salvini y la chica a la que violaron y asesinaron en Roma hace unas semanas.
Inmediatamente después del análisis de Griso, las huestes de Abascal han puesto en marcha la maquinaria fascista y han "recomendado" a sus seguidores que le hagan un boicot a la periodista y a su programa de Antena 3. Un boicot que ha venido acompañado de comentarios repulsivos sobre la misma Griso, y lo que es lo peor, sobre su familia. Unos tuits que traspasan cualquier línea roja imaginable espoleados por los líderes de VOX que apagan fuegos con gasolina y que se mueven como pez en el agua entre la basura de la red. Y no sólo de tarambanas sin dos dedos de frente. También por parte de gente que se supone que es más leída, como el ex de Ana Rosa Quintana, Alfonso Rojo:
El caballo de Abascal avanza con paso firme hacia el fascismo más rancio, xenófobo e intolerante. Y viene dispuesto a llevarse por delante lo que se encuentre a su paso, Susanna Griso incluida.