La villa mallorquina de uno de los mitos del tenis mundial, el alemán Boris Becker, tiene unos extravagantes habitantes. Concretamente, tres pintorescos hippies, compatriotas del deportista, que han okupado la finca Son Coll (Artà). Una propiedad que Becker compró en el año 1997 y que tiene de todo: 240.000 metros cuadrados de parcela, cinco habitaciones, tres cuartos de baño, casa de invitados, pista de tenis, piscina, establos... Un paraíso que, ahora bien, se encuentra en un lamentable estado de conservación, y que es, según George Berres 'Bauchi', líder de este grupo, la verdadera razón de haberse trasladado a la finca. "Queremos salvarla", ha asegurado Berres, que no pierde el tiempo: Atención a las fotografías del grupo jugando al tenis, haciéndose masajes y en general, disfrutando de los lujos propios de una mansión como esta.
Bauchi, que se define como "gurú, visionario, artista, hippie, etc" no se priva de nada en casa Becker. Incluso aprovechan la propiedad para tomar sustancias alucinógenas, que quizás es lo que hay detrás de algunas de las imágenes que el grupo ha compartido en Internet. Los okupas llevan un año a la finca, criando gallinas y recolectando verudras, pero no ha sido hasta este verano que las fotografías se han hecho virales gracias a la revista alemana 'Stern' y a reportajes del diario 'Última Hora'. Lo que sorprende es que Becker no ha presentado ninguna denuncia contra los inquilinos. Si lo hiciera, aseguran, se marcharían de la propiedad sin crear problemas.
El grupo de hippies disfruta incluso de Internet en la finca, y se dedica a la venta de productos vía web. La vida les sonríe, mientras que el tenista no atiende su propiedad. De hecho, la historia de amor del tenista con la finca duró sólo un año, abandonando su cuidado debido a problemas económicos. Es bien sabido que Becker tuvo que vender sus trofeos deportivos para hacer frente a las deudas, e incluso fue víctima de la extorsión de las mafias rusas que le convirtieron en padre "a la fuerza", mediante la extracción oral de su semen. Una vida de película que ha añadido un nuevo y estrafalario capítulo.