El bueno de Boris es el Izaguirre más ilustre desde que aterrizó en España procedente de Venezuela y cambió el mundo de la televisión, con su cultura mezclada con histrionismo desvergonzado, subiendo encima de la mesa de Crónicas marcianas y bajándose los pantalones ante la mirada exultante de un Xavier Sardà que sabía que aquello era oro, era miel televisiva que haría añicos los audímetros. Este jueves, el escritor y el presentador se reencontraron en otro plató, el del programa Obrim fil en TVE.
El excelente debate semanal que este jueves abordaba la siguiente cuestión: La familia, a debate. Y Boris habló, precisamente, de su familia. Su madre tuvo dos maridos y tres hijos. cada uno de ellos se llevaba bastantes años de diferencia con el otro. Primero, su madre tuvo al hermano de Boris con otro hombre. Ocho años después, ya con su padre, lo tuvieron a él. Y seis años más tarde, la tercera en discordia, su hermana Valentina con quien siempre han tenido una relación de amor-odio y donde han estado enemistados durante mucho tiempo.
Una hermana a quién vimos hace un tiempo en Masterchef y de quién se habló en el debate de La 1 por boca de su célebre hermano. Sardà quiere saber qué pasó para que estuvieran enemistados durante tantos años. "Estábais peleadísimos, muy peleados. ¿Por qué"?. Y Boris reveló una cuestión de peso: "Hay muchas historias"... pero por lo que confesó, entendemos perfectamente que una de las historias que explicó tuviera mucho peso en la decisión de la hermana.
Boris se explica: "Para luchar contra el machismo en Venezuela, tenía este afán horrible, y me acostaba con los novios de ella. Yo lo que pensaba eran: 'estos son unos cobardes que no quieren asumir que son gays, entonces pasan primera por mi hermana y luego por mi". "¿Cuántos le quitaste?", quiere saber Sardà: "Como unos 3 o 4... o 5 o 6... una masacre". Otro invitado le dice que "los sacaste tú del armario". Pero la respuesta sorprende mucho: "los sacaron los terremotos". Y no es una figura literaria de las suyas. Es textual. Él mismo explica de esta manera el día que su hermana pequeña supo que sus novios también llamaban a otra puerta de la casa que no era la de su habitación:
La hermana, un terremoto de magnitud 9 en la escala Richter con respecto a indignación... y a cuernos.