De las ausencias más famosas de la boda Tamara Falcó e Íñigo Onieva destacamos 3, que podrían haber sido 4 si la hermana del novio no llega a apagar las llamas que consumían la casulla de uno de los tres curas que oficiaron la ceremonia. Una es la de Enrique Iglesias, el hermano más famoso de la hija de la Preysler. El cantante tiene fobia a los actos sociales, no va a ninguna boda y todavía menos a la de Onieva, al que no soporta. Después tenemos la baja de la Infanta Elena, la cuota Borbón prémium, que no se dejó ver por Aldea del Fresno a pesar de haber sido anunciada como gran sorpresa. A cambio, o vete a saber si como venganza, incluyeron una plegaria por Felipe VI, rey de España, y enemigo declarado de su hermana. Y finalmente, tenemos que hablar de un amigo repudiado. De un VIP en la lista negra, Boris Izaguirre.
El comunicador venezolano era intimísimo de Isabel Preysler y de Tamara Falcó. Uña y carne, inseparables, una amistad a prueba de bombas... hasta que estalló la madre de todas ellas: la de la primera infidelidad pública de Onieva en aquel festival techno del desierto de Nevada. Toda la opinión pública, amistades y casi hasta los enemigos de la marquesa se pusieron de su lado sin fisuras ni contemplaciones: la jugada sucia del madrileño, que salía a la luz justo después de anunciar su compromiso, era intolerable. Pero la Falcó es mucha Falcó, y detrás de su imagen de pija, naïf y vivalavida, esconde una fundamentalista ultraconservadora, con ideas, creencias y discurso inquietantes y retrógrados. Su catarsis postcancelación de la boda fue en México, en un congreso de la familia donde la homofobia tenía barra libre. Sobre los diferentes tipos de sexualidad actuales, dijo "hay tantos sitios distintos donde puedes ejercer el mal..." Precioso. Modernísimo. Tolerancia a tope.
Boris Izaguirre, enemigo de Isabel Preysler por retratar a la fundamentalista Tamara Falcó
Estas palabras pincharon el globo de la santa Tamara, una cosa es empatizar y otra pasarte al lado oscuro. El primero a subirse por las paredes, y el que más impacto tuvo en la práctica, fue precisamente Boris Izaguirre. Puso sobre la balanza la amistad y los principios, y no hubo color. El repaso que le propinó en el diario 'El País' todavía escuece a Can Preysler. "Aunque lo niegue, ese discurso es homófobo". Lisa y llanamente. La Falcó salió a pedir una especia de disculpas, el clásico "yo no he sido", mientras la matriarca y la que mueve los hilos en este clan preparaba la venganza. Cancelado. Borrado. Expulsado. De su vida y, por descontado, del bodorrio. Todo por decir las cosas por su nombre.
Izaguirre, desde Suiza, envía este mensaje a la boda del año
El ex de 'Crónicas Marcianas' se arrepintió de haber retratado a la Falcó, pero no por|para el contenido, sino por haberlo hecho de manera pública. Quizás con una llamada hubiera sido más discreto y no se la jugaría. Pidió disculpas, pero no ha habido clemencia. Y Boris ha hecho las maletas y ha puesto kilómetros de distancia con respecto a España, justo durante los días clave del enlace. En compañía de su marido ha paseado por Zurich, por sus lagos, ha disfrutado de fuegos artificiales y de música. Por ejemplo, la gran 'Modern Love' de David Bowie. Curioso que escoja este tema en su publicación: el amor se entiende de manera muy diferente entre unos y otros. Uno sí es moderno; el otro es arcaico y retrógrado. El zasca está ahí, que cada uno lo interprete a su manera.
Mejor solo que mal acompañado, Boris. Suerte que dijiste lo que dijiste.