Tita Cervera es incorregible: eso de hacerle la puñeta a su hijo Borja, pero especialmente a su nuera Blanca Cuesta, es demasiado goloso. No se puede privar. Su última entrevista en 'Espejo Público' deja un regusto bien amargo para el que siempre se ha supuesto heredero único. El destino está jugando una mala pasada a Borja: las hermanas gemelas de padre enigmático y morboso lo han avanzado por la derecha. Sabina o Carmen, dos jóvenes a punto de cumplir 18 años; una de ellas será la encargada de la gestión futura del imperio. Un último cambio de testamento ha acabado con las aspiraciones maximalistas de Borja. Vaya palo.
La Thyssen, desde Andorra, ha hablado de amantes, infidelidades, de Juan Carlos o incluso de Vladimir Putin, pero lo que realmente ha provocado ha sido un seísmo en la vida de Borja. Es evidente que conocía la decisión, pero lo que temía era el estallido mediático, volver a ser un hombre perseguido por los reporteros cuando había conseguido una relativa calma. Sabe que cada vez que aparece en primera plana, es imposible no recordar todas sus miserias de niño rico. Las batallas entre su madre y su mujer, los interrogantes sobre su relación con las gemelas, problemas con Hacienda... Pocos lo esperan para darle los buenos días o un golpecito en la espalda. Y como es consciente del peligro, se lo quiere ahorrar por todas las vías posibles. Sin embargo, sabe que él no manda. La que manda es Tita. Y cuando abre la boca, ya puedes temblar.
Ya sabemos que quedarse fuera del control de un patrimonio multimillonario no es un exactamente dramático para su hijo: es rico y seguirá siendo rico, como ha demostrado presentándose en una joyería de la Milla de Oro de Madrid este mediodía. No era el Alcampo, vaya. Lo que quizás no será es taaaan rico, y sobre todo poderoso, aparte de respetado por su madre. Hay mala vibra, no se puede esconder. Un varapalo como este, en plan 'Succession', hace daño en el ego. Lo han hundido. Borja lo gestiona como buenamente puede, claro, que a menudo significa realizar acciones más bien ridículas. Por ejemplo, ver la carrerilla que se ha marcado por la calle en dirección a un taxi. El problema no es el qué, lo que llama la atención son las formas. Y da para un meme.
El tipo, con sus 44 años y 1,80 de altura, es un mago del escapismo. Camina con dos colegas tan pijos como él cuando, zas, Borja hace un movimiento e invade la calzada, sin desnortado pero decidido. Es su forma de responder a la reportera que intenta obtener una respuesta sobre las palabras de Tita Cervera en Antena 3, y que justifique su trabajo. Pues bien, este es el resultado. Una especie de show cómico, si le pones la música de Benny Hill colaría perfectamente. En vez de callar, seguir andando en calma y esperar que desistieran, prefirió el power walking al estilo Rajoy. Mis dieses. En todo caso, es una buena metáfora de la situación familiar, que es lo que nos ocupa: la madre lo altera. Lo tiene bien cogido.