Gonzalo Boye acostumbra a ser de las personas que dice más con menos. Normalmente le hace falta una simple pregunta para hundir a según qué políticos que se creen por encima del bien y del mal.
Gente que está acostumbrada a ir por la vida con una capa de impunidad, pero que a menudo se lapegan a la que alguien les ve el plumero. Si el lunes el abogado le pintaba la cara a Albert Rivera después de vivir por la patilla dos años en un pisito de 300 metros cuadrados pagados por un amigui empresario, ahora Boye ha vuelto a estar sembrado con un par de preguntas.
A Begoña Villacís, escribiendo dos sencillas palabras. No le han hecho falta más. La política naranja ha hecho un paripé considerable al coger unas tijeras y cortar una cinta en señal de inauguración de las terrazas de Madrid después de dos meses cerradas. Y Boye alucina:
Y todavía más con el tema de los pisos y de los políticos de Cs y PP. Esto parece jauja. Aquí el más tonto hace relojes. O vive en pisos sin aflojar el bolsillo. O aflojando mucho menos de lo que toca. Rivera, Ayuso y ahora el jefe de la Secretaría de la presidenta de los madrileños, Álvaro Sanz. Según parece, estuvo en un aparthotel de Madrid cerrado al público. Un establecimiento turístico cedido para alojar a personal sanitario de forma exclusiva y gestionado desde Sanidad, el Slow Suites Chueca. ¿Justificación? "El jefe de Gabinete [Miguel Ángel Rodríguez] ordenó el confinamiento de Álvaro en ese hotel porque era obligatoria su presencia en el despacho de la Puerta del Sol al mismo tiempo que proteger a sus padres octogenarios, que viven con él en un apartamento pequeño", escribe Infolibre. Y Boye, nuevamente pertinente: