La vida de Tamara Falcó e Íñigo Onieva se resume básicamente en viajar y comer, un ritmo frenético a la altura de su bolsillo. A la hora de cumplir estas dos actividades, tienen una compenetración brutal. Bien, no es demasiado difícil compenetrarse cuando los dos tienen el monedero lleno. Pero en torno a este matrimonio unido por la fuerza de nuestro señor muy poderoso, hay un tabú que los rodea de hace meses: su vida en la cama, la pasión, el deseo y la lujuria del amor que les abriría las puertas a la maternidad. Después de darse el "sí, quiero" en el altar, parecía que tenían el permiso supremo para que la marquesa de Griñón soltase su deseo. Ya sabemos que Íñigo Onieva no debe sufrir de castidad, en cambio, no podemos decir lo mismo de Tamara, quien se guarda su libido como un tesoro.

Tamara Falcó e Íñigo Onieva haciendo lo que más les gusta/ Instagram
Tamara Falcó e Íñigo Onieva / Europa Press

En mayo, cada día un rayo, y aparte de lluvia y primavera, el quinto mes del año es el encargado de celebrar la masturbación. Una palabra que Tamara Falcó no puede evitar escuchar sin ponerse nerviosa. Carcajada tímida, mejillas sonrojadas y una vergüenza que no le deja ni hablar. Durante su última aparición a la tertulia de El Hormiguero, el presentador ponía encima de la mesa un tema de lo más controvertido para la marquesa. "Una monja de clausura ha contado en TikTok sus trucos para frenar su deseo sexual. Dice que lo que hay que hacer es ponerte a hacer otra cosa y dialogar con el deseo" Pablo Motos tenía ganas de sacarle jugo con los conocimientos cristianos y puritanos de la hija de Isabel Preylser, quien ya lo tenía todo pensado. "Estoy de acuerdo con ella. Lo que nos diferencia de los animales es poder controlar nuestros instintos"las declaraciones hacían expulsar la testosterona más heterosexual del resto de colaboradores. "Tú si estás caliente, ponte a hacer un macramé"

Tamara Falcó en escuchar cualquier frase con la palabra masturbación, sexo o deseo sexual / Antena 3

Tamara Falcó se ponía las manos a la cabeza cada vez que Juan del Val o Pablo Motos dejaban entrever su deseo constante para tener ganas de irse a la cama. De hecho, seguramente estábamos ante los dos extremos, la Falcó guarda pureza y los otros dos solo piensan con el acto."La energía sexual es muy persistente" aseguraba el presentador, mientras que su compinche dejaba bien claro que no se creía el testimonio de la monja. La marquesa continuaba con su discurso de pureza “Sí que es verdad que, si te apetece mucho hacer algo, llamémoslo X, a lo mejor sí que puedes pensar en otra cosa o dar un paseo” con el fin de hacerse entender mejor, comparaba este deseo con hacer una dieta. Las mismas tentaciones y los mismos pecados, ahora entendemos, pues, porque se pasan cada comida de restaurante en restaurando y tiro porque me toca, Íñigo Onieva debe pasar hambre y la marquesa sol puede calmar el ansia con la comida.

El apasionante beso de Tamara Falcó e Íñigo Onieva, la única vez que los hemos visto más caramelizados / Instagram

Está claro que Tamara Falcó necesitaría una charla sobre sexualidad, donde le explicaran todos los secretos que ni ella sabe que su cuerpo esconde. O bien, quizás se calma este deseo sexual para poder cumplir la tradición religiosa de convertirse en madre, quién sabe. Los rumores están por los aires, y todo el mundo busca cualquier excusa para confirmar el embarazo, pero después de estas declaraciones, tenemos claro que la hija de Isabel Preysler está en días castidad, una mala época para celebrar este mes de la masturbación. Ups. Ahora entendemos aquella mano en el culo en la iglesia de Íñigo Onieva, un gesto de tentador en el sitio más puritano.