La despedida de María Teresa Campos, hace ya un año, estuvo eclipsada por nuevas polémicas familiares. Una situación que parece seguir e incluir nuevos personajes. Como lo es Gustavo Guillermo, el chófer y asistente personal de la comunicadora. Durante más de 33 años fue un empleado fiel, confidente, amigo y hasta un hijo. Y aunque su posición fue muy importante y estuvo al lado de María Teresa por años, su situación actual no puede ser más dramática. Pasó de dejarle dinero a su jefa a luchar para pagar la hipoteca. Te contamos.
Antes de que María Teresa Campos exhalara su último aliento, Gustavo Guillermo renunció a su trabajo y el estilo de vida que había sostenido durante décadas. Eso sí, lo hizo sin un nuevo trabajo, con escasos ahorros y sin un euro de indemnización por toda su labor. “Es verdad que cuando Teresa dejó de ingresar tanto las condiciones de él cambiaron, pero ha sido un hombre muy bien pagado, acorde a las horas que invirtió”, decía una fuente cercana a El Español.
Inesperadamente, el chófer renunció a exigir los años de indemnización que le corresponden. Él, tan cercano como podía ser un hijo, sabía que su jefa estaba atravesando problemas de salud y tenía grandes apuros económicos. Así pues, en su estado, iba a tener una preocupación más al tener que resolver la indemnización. Es por ello que él mismo renunció y le evitó ese mal. No obstante, su vida ha dado un giro.
La trágica situación financiera de Gustavo, el chófer y asistente de María Teresa Campos
Meses antes de que la salud de la figura legendaria de los programas de televisión empeorara, su situación económica sufrió un declive tremendo. En esos momentos de inquietud, fue Gustavo quien le ofreció el dinero para mantenerse. Lo hizo motivado, seguramente, por todas las veces en que su empleadora hizo lo mismo. Le devolvió el gesto porque veía en ella a una madre, sin pensar en las consecuencias y lo difícil que lo tendría él tras su fallecimiento. De eso hace más de un año y el chófer sigue sin estar estable económicamente. Tratando de seguir el consejo de la periodista, intentó acercarse a la televisión. Estuvo en GH VIP 8 y se llevó algo de dinero e hizo algunas tertulias en ciertos canales de televisión. Fue fugaz y apenas le sirvió para seguir pagando su hipoteca. Dicen, de hecho, que casi no le alcanza para comer.
A pesar de toda la experiencia que pueda tener y algunos datos sobre la parte técnica de los programas a los que iba con María Teresa, no tiene un trabajo fijo. No sabe qué camino tomar, está perdido. Contrató a Yola Berrocal como “su representante”, aunque no ha tenido una verdadera oportunidad. Por otra parte, todavía parece reacio a contar los secretos de la madre de Terelu Campos y es que le tenía mucho cariño. Sus hijas, sin embargo, lo detestan y no quieren que pise ningún plató para aprovecharse de un espacio que creen que les corresponde solo a ellas. El hombre de confianza de María Teresa Campos enfrenta una encrucijada profesional. ¿Lo veremos flaquear y empezar a contar verdades? El tiempo y las ganas de salir adelante lo dirán.