Camilo Blanes vive el típico drama de hijo de famoso que no está en la altura y conserva este trauma hasta la vida adulta. El inmenso talento de Camilo Sesto como músico no lo pudo heredar su único hijo, que ha fracasado en una carrera musical clandestina. Ha heredado otra cosa: la inmensa fortuna de su padre que sigue dando en derechos de autor. Cada vez que en una discoteca suena Vivir así es morir de amor, Camilo Blanes se puede comprar una nueva dosis de las sustancias que consume. La madre está desesperada y ha prohibido a los camellos entrar en la casa. El chico ya es un hombre (o una mujer, lo que él quiera) de 40 años, y toma sus decisiones. Ha cambiado de Instagram y ahora solo cuelga fotos vestido de mujer, con tanga y peluca dentro de una casa caótica y desordenada, típica estampa de los consumidores muy habituales de cocaína. El viejo y el nuevo Camilín:
Camilo se hace llamar She Law, y se hace fotos con luz roja de puticluib, ropa interior de mujer y paseando por la casa desordenada y llena de mierda. Come pizza en la cocina entre trastes amontonados y todo parece decadente. Su entorno ha explicado que es adicto y tiene problemas de salud mental. El transvestismo, como la transexualidad, no son problemas sino condiciones humanas. El problema es que venga de estar enganchado a la coca. La revista Semana no duda a calificarlo de "preocupantes imágenes". No estigmatiza al colectivo trans sino que describe cómo puede acabar el colectivo de cocainómanos.
"Aparece con una peluca pelirroja, ataviado con ropa femenina y delante de un espejo para que se vea sus glúteos, ya que luce una ropa interior que no deja nada a la imaginación. En actitud mujeril y con facciones femeninas, Camilo Blanes aparece en diferentes estancias de su casa: comiendo una pizza en la cocina, en el salón de casa o incluso en la sala de estar. En todas ellas aparece fotografiado con una luz roja, un color que está vinculado a la pasión y el amor, así como al poder y la ira, y luciendo únicamente un top negro y ropa interior a juego. Camilo ha eliminado cualquier rastro de sus imágenes vestido como hombre y ha dejado únicamente en las que aparece de mujer". Esta era la casa de Camilo Sesto, convertida en un estercolero de suciedad y restos de droga. Parece extraño que no haya un médico que le obligue a ingresar en un centro. Y todo el mundo piensa en la madre, que ve impotente la espiral de autodestrucción de su único hijo.