Camilo Sesto es un icono de la música por muchas razones: la más poderosa es su chorro de voz. O era. Antes gritaba "Melancolíaaaaaa" y ahora somos nosotros los que añoramos con melancolía el mito. Los años (71) no pasan en vano, a pesar de la peluca y la cirugía estética del mito alcoyano. Tiene mucha moral y ha vuelto a la sala de fiestas de Madrid, Florida Park, a presentar el disco que quiere vender por Navidad Camilo Sinfónico. Como Raphael pero muy mal operado. Si la cara es el espejo del alma, Camilo tiene el anima de bótox:
Delgado, débil y con un hilo de voz que le impedía no ya cantar sino hablar. Definido como "mito viviente" parece más cierto lo primero que lo segundo. Dice que este es su último disco, pero último en sentido literal. Que se retira de los escenarios. Tiene detrás a una orquesta sinfónica como Raphael que da lustre y tapa las carencias de voz. Bien jugado. Se parece a Mick Jagger en todo: no sólo por la cara sino por el anuncio de depedida que repite periódicamente. El año 2008 ya afirmó que lo dejaba para promocionar la Gira de despedida que alargó 3 años. Y ahora vuelve.
Este valenciano no se va nunca. El vídeo de lo que intentó decir rodear de jóvenes escotadas presentando el disco. merece que se pongan los auriculares:
El Museo de Cera de Madrid tiene fácil preparar la réplica del mito de Alcoy, el grandioso Camilo Sesto.