El coronavirus está descontrolado. Los casos aumentan de forma alarmante en todo el estado español, y el panorama no invita al optimismo. No hay forma de pararlo, y la puesta en marcha del curso escolar hace sufrir y mucho. Las medidas adoptadas para intentar frenarlo son insuficientes, aunque las administraciones no tratan por igual a todos los sectores. El caso más claro y lamentable: España permite las corrides de toros con gradas llenas, mientras que los sectores REALMENTE culturales tuvieron que bajar la persiana los primeros y actualmente sufren más restricciones que el maltrato y asesinato de animales indefensos.
La estigmatización de los conciertos es absolutamente incontestable, y da vergüenza. Especialmente cuando te encuentras con campañas asquerosas como la del Ayuntamiento de Murcia, y que ha enfurecido a los artistas y con toda la razón. Una especie de chiste mal intencionado sobre pulseras: "este verano tú eliges la pulsera". En una foto, una chica lleva la de un festival. En la otra, el brazo de una paciente ingresada en el hospital. La relación causa-efecto no merece más comentarios. Más bien, la reacción airada de los profesionales de la música, como la artista de Vic Núria Graham. Su enfado es monumental.
¿Tenemos que ser cuidadosos? Sí. ¿Tenemos que protegernos y proteger a los demás? También. ¿Se señalan culpables sin ningún tipo de vergüenza? Y tanto. Basta.