Las elecciones españolas están a la vuelta de la esquina. Sí, la frase provoca un notable déjà vu. Desgraciadamente, no tenemos escapatoria. El 10-N reviviremos una comedia de las que hacen llorar. De allí saldrá (o no) el próximo presidente del Gobierno. El grueso de los ciudadanos del estado volverán a decantarse por uno de los 5 candidatos de los principales partidos nacionales. Todos sabemos sus nombres, Pedro Sánchez, Pablo Casado, Pablo Iglesias, Alberto Carlos Rivera y Santiago Abascal. Parece aquello de recitar la alineación del Barça de las 5 copas, pero sin gloria ni honor. Ellos se venden como opciones únicas, genuinas y originales, cada uno ocupando un espacio político supuestamente diferenciado. Algunos hasta irreconciliables. En teoría, claro está. Porque si la cosa se pone fea, todos se acaban alineando en una idea: zurrar a Catalunya y al independentismo político y pacífico. Lo que podríamos definir, a partir del tuit de un profesor y traductor británico residente en Catalunya, como 'ponerse la corbata'.
"En las elecciones españolas, aparte del grado de la paliza anticatalana que prefieras, también puedes escoger entre un hombre blanco de 40 años, un hombre blanco de 40 años, un hombre blanco de 40 años, un hombre blanco de 40 años o un hombre blanco de 40 años sin corbata". La ácida reflexión del profesor Brian Cutts es desgarradora por muchas razones, pero especialmente por señalar la falta de diferencias entre todos los candidatos, aparte de algún detalle estético que se soluciona rápido: poniéndose corbata. Un lazo (paradojas de la vida) contra las aspiraciones de más de 2 millones de catalanes, que incluso se la pone 'la oveja negra' de los 'cinco fantásticos' de la política española cuando corresponde, y deja así de colocarse de perfil.
Machos, mediana edad, blancos... y 'especialistas' en resolver el conflicto Catalunya-Espanya por métodos no políticos. La mayoría por obra, pensamiento, sueños húmedos... y otros por practicar el cinismo, el silencio y la equidistancia.