La infancia de las estrellas de la música ha sido realmente dura. Muchas de ellas han contado su historia, como Luis Fonsi. Con tan solo 11 años, se mudó de Puerto Rico a Orlando para labrarse un hueco en este mundo tan difícil y allí vivió su gran decepción. El cambio del idioma fue un obstáculo. “Fue un año fuerte, caí en depresión y dejé de cantar, no me sentía cómodo”, se ha sincerado. En aquel momento pensó en abandonar la música para siempre.
Pero lo tienen las estrellas Disney. Éstas consiguen una fama desmesurada muy temprana e importantes cantidades de dinero que no saben administrar, esto conlleva episodios oscuros. Es lo que le sucedió a una compañera e íntima amiga de Luis Fonsi, Demi Lovato. La artista interpretó junto a él el tema ‘Échame la culpa’.

Aunque ahora es una mujer adulta, conocimos a Demi Lovato cuando era tan solo una adolescente como protagonista de Camp Rock junto a los Jonas Brothers. Por primera vez, la cantante se ha sincerado en un podcast llamado ‘Call Her Daddy’. Desveló que empezó a consumir drogas a los 13 años, todo fruto de un accidente tráfico.
Tras el accidente, los médicos recetaron a Lovato opiáceos y fue ahí cuando ella empezó a experimentar con las drogas. Además, Lovato añade "a esas alturas yo ya bebía (...) sufría de bullying y necesitaba una vía de escape”. No obstante, confiesa que durante su adolescencia era mayor el consumo de alcohol que de drogas.
Demi Lovato sufrió tres derrames cerebrales y un ataque al corazón
Antes de cumplir la mayoría de edad, Demi Lovato ya consumía drogas duras, como la cocaína. En 2018 sufrió una sobredosis que a punto estuvo de acabar con su vida. Sufrió tres derrames cerebrales, un fallo multiorgánico, un ataque al corazón y una neumonía provocada porque estuvo a punto de ahogarse en su propio vómito. Además, el camello que le vendió la droga la agredió sexualmente y a punto estuvo de matarla. Fue entonces cuando ingresó en un centro de rehabilitación.
La joven ha contado también que a los 15 años, cuando todavía no había mantenido relaciones íntimas con nadie, su entonces novio la violó.
Los derrames cerebrales le provocaron ceguera y hay algunos puntos que no logra ver bien, por eso no puede conducir. A día de hoy está considerada legalmente ciega. “Es interesante lo rápido que me adapté”, explica ella sobre la nueva visión con la que se levantó aquel mes de julio tras la sobredosis. “No me permití darme tiempo para sentirme triste sobre ello. Simplemente pensé: ‘¿Cómo vamos a arreglarlo?”.
Consumió desde MDMA a marihuana, alcohol, oxicodona (un analgésico opioide) o cocaína. Compró mucha droga. Dos semanas antes de aquel fatídico día un camello le vendió heroína y crack. Estas sustancias, junto al fentalino, le produjeron la sobredosis.
En un viaje a Bali se dio cuenta que era adicta a la heroína. “La empecé a tomar de forma recreativa, pero obviamente no puedes hacer eso con la heroína, pasas a ser un adicto”, relata.
A día de hoy confiesa que aún no está recuperada. Actualmente fuma marihuana y toma alcohol con “moderación”. “He aprendido que no me funciona lo de decir que nunca volveré a hacerlo”, reconoce, aunque le pesa consumir todavía algunas sustancias. “Sé que he acabado de una vez por todas con lo que puede matarme. Pero diciéndome a mí misma que nunca podré beber nada con alcohol o fumar marihuana me siento como si fallara, porque para mí es blanco o negro. Durante muchos años tuve grabado en mi cabeza que una copa era igual que fumar una pipa de crack”, explica. “Pero no quiero que la gente piense que pueden salir y tomarse algo o fumarse un porro, porque no es lo mismo para todo el mundo”, justifica Lovato. “La recuperación no es estándar para todos. No pueden obligarte a estar sobrio si no estás preparado. No deberías estar sobrio por los demás. Tienes que hacerlo por ti misma”.