La estirpe Matamoros es un filón para el entretenimiento. El patriarca Kiko nos ha hecho más distraído el mes de agosto con sus vacaciones en Tulum días después de pasarse tres semanas en el hospital. Una operación de vesícula que se complicó con una pancreatitis dejaron al colaborador de 'Sálvame' demacrado e irreconocible. Cierto que Kiko ya había ingresado absolutamente transformado, después de inyectarse una cantidad considerable de ácido hialurónico por toda la cara, convirtiéndolo en una caricatura. La artífice de este retoque masivo fue la novia de su polémico hijo Diego: la doctora Carla Barber, ex concursante de 'Supervivientes' y propietaria de una clínica de estética.
La intervención de Kiko levantó polvareda y un nuevo enfrentamiento con la catalana Laura Fa. Ciertamente, se pasó cuatro pueblos con las inyecciones, con un resultado más próximo a la ciencia-ficción que a la ciencia, a secas. Barber se está poniendo las botas con los Matamoros, y días después sometió a Diego a retoques en la cara y el culo, también bastante comentados por exagerados. Parece que eso, la exageración, va en el ADN de Barber, obsesionada con el físico. El propio y el ajeno. Incluso se nota en las fotografías de los enamorados: siempre hay algún detalle que llama la atención por su deformidad. En esta ocasión ha sido una imagen de la pareja en un barco en Ibiza. El pie (y la pierna) de la mujer parecen los de un alien. Y la red se troncha de risa.
Sí, ya sabemos que todo es a causa del efecto de una óptica tipo gran angular. Pero vaya, que llueve sobre mojado. No pueden ser más artificiales.