Carla Bruni es un icono, una musa, una diva de la chanson. En Francia es muy popular como mujer del expresidente de la República, el corrupto Nicolas Sarkozy. Pero ya vendía discos y llenaba salas de conciertos antes de enamorarse del bajito Napoleón. Mítico cómo susurra en un francés totalmente enamoradizo Quelqu'un m'a dit entre otros, tocando la guitarra y mirando con los ojos azules de abajo arriba. Pero en su última aaprició ha pasado aquello que pasa, el mal del espejo. Querer parecer joven para acabar pareciendo lo que es, una mujer de 55 años operada. El resultado es malo, para ella y por los fans:
Así es ahora la Bruni, con unos pómulos retocados, una piel embutida y sin ninguna señal de envejecimiento, arrugas ni expresividad facial. Parece una máscara. Según Vanitatis "su actual expresión facial se reflejo del concepto 'huella estética', es decir, todo lo que se ha hecho ha dejado marca. Frente, ojos, cejas, pómulos, óvalo, nariz, labios... años de lucha contra los signos de la edad y del miedo a envejecer (en lugar de hacerlo, pero bien) llevada al extremo, de un modo un tanto artificial". No se puede decir mejor, pro a envejecer en lugar de envejecer bien. Así era y así es ahora:
Según Vanitatis "El caso es que lo ha conseguido con más o menos éxito y, por supuesto, con la inefable ayuda de la toxina botulínica, rellenos faciales, inductores de colágeno, hilos tensores, aparatología basada en la energía (RF, HIFU, ultrasonidos, láser, etc) y alguna intervención quirúrgica incluida, como la mencionada blefaroplastia”. Un médico estético consultado apunta a un rostro "inquietantemente inexpresivo": a pesar de evidenciar lo que se conoce ahora como la 'huella estética', que no es más que el resultado "de haberse sometido a todo tipo de tratamientos estéticos, diferentes cualidades y cantidades de productos, cirugías diversas e intervenciones múltiples. De haber empezado demasiado pronto y haberse aplicado cantidades demasiado elevadas de producto, de haber hecho demasiados retoques al mismo tiempo", según el doctor Leo Cerrud.
Carla Bruni adora los cambios de look
Antes de operarse la cara se tiñó con un pelo algunos tonos más claro, incluso rubios, si bien no toda la cabellera, sí una parte importante, gracias a los reflejos en las puntas: "El habitual castaño chocolate de Carla ha dejado paso en un rubio caramelo, bastante más oxigenado en las puntas, en lo que parece ser un degradado natural cono el que iluminar el cabello".
Bruni, a quien pudieron disfrutar en la primera edición de Icónica Sevilla Fest, compuso su sexto trabajo discográfico durante el confinamiento, que pasó con su familia en el sur de Francia, un trabajo homónimo que le llega en plena madurez creativa y donde encontramos, por ejemplo, una versión en castellano del mítico ¿Por qué te vas? de Jeanette. Eso le cantan los fans cuando se cambia la cara: ¿por qué te vas, Carla?