Uno de los profesionales más respetados de TV3 es el periodista Carles Castellnou. La voz de Televisión de Catalunya en Madrid, haciendo de corresponsal durante muchos años, es alguien que vale mucho la pena seguir. Cuándo da noticias y explica qué pasa delante de cámaras, pero también, cuándo coge el teléfono móvil y publica tuits o fotos en las redes sociales sobre alguna cosa que le chirría de lo que le rodea.




Castellnou no tiene pelos en la lengua y no se corta un pelo a la hora de decir en voz alta qué le ha pasado o qué ha visto. Esté donde esté. Hace unos meses, alucinó cuando vivió una situación penosa en la estación de Sants de Barcelona, cuando unos agentes de seguridad contratados por Renfe le dijeron, sin ningún tipo de vergüenza, "No voy a hablarte catalán", "Me la suda el catalán". Hay que ser miserable.
"No voy en hablarte catalán". "Me la suda el catalán" Agentes de seguridad contratados por @Renfe en Barcelona Sants pic.twitter.com/Xc7hqWLV6V
— Carles (@krlescastellnou) March 30, 2021
Castellnou ama su lengua y sus tradiciones, por mucho que recorra más Madrid que Catalunya. Hablando de tradiciones, esperamos que este otoño no le haya pasado como el año pasado, cuando fue a comprar panellets, que allí se llaman empiñonados, y le dieron un sucedáneo con toda la voluntad del mundo, suponemos, pero que daba lastimica. Unas bolitas minúsculas con cuatro piñones mal contados, que él, que es de buena pasta, dio por buenos: "Comprados, pequeños, pero suficientes teniendo en cuenta que estoy en Madrid y les llaman buñuelos o empiñonados":
Comprados, pequeños, pero suficientes teniendo en cuenta que estoy en Madrid y les dicen buñuelos o empiñonados. pic.twitter.com/IBFOKzxpbi
— Carles (@krlescastellnou) October 30, 2021
Los panellets, toda una dulcísima tradición que hay que preservar allí donde esté. Lo que iría bien de una puñetera vez sería ir borrando del mapa otro tipo de tradiciones o hábitos, una manera de hablar y de hacer más propia del siglo pasado y de un país en blanco y negro con tufo de machismo y sexismo por los cuatro lados. Una España retrógrada donde, por ejemplo, se pintaba la habitación de un bebé recién nacido de color azul si era niño o de color rosa si era niña, además de la ropa, en la misma línea. Un país donde dependiendo de lo que cogieras para jugar te decían que eso es cosa de niñas, o de niños, según si cogías una muñeca o una pelota de fútbol. Con el tiempo, vamos dejando este sexismo atrás, pero que nadie se piense que ha quedado enterrado para siempre. Todavía quedan vestigios que hacen poner los ojos como platos, como le ha pasado a Carles en Madrid.

El periodista ha visto el exterior de una tienda que parece un cajón de sastre. Un batiburrillo lleno de carteles y letreros donde venden de todo: 'Pintura para cristal y cerámica', una 'Pintura para cristal y cerámica', una 'Oferta permanente de 6 bolis BIC por 1,50€' o de '4 Pilot por 7€', 'Pintura para paredes, techos o manualidades en general', 'Flexos y compresores', 'Libros de texto' y... juguetes. ¿Cuáles? No se ven desde el exterior, pero lo que queda claro es que en la tienda hay dos carteles que no dejan lugar a dudas: hay 'Juguetes de niño' y 'Juguetes de niña'...

¿Reacción del bueno de Carles al verlo? Estupor y una expresión que le ha salido del alma: "No fake"... No hace falta añadir nada más. Por desgracia, tiene razón, no es ninguna mentira que sigue habiendo un sexismo que echa para atrás.