'La Pandilla VOXura' va camino de convertirse en leyenda. La parodia de la revista satírica 'El Jueves' sobre los miembros del partido de ultraderecha ha provocado la enésima cruzada de cables en la formación verde. Su reacción, digna del manual del buen extremista: señalar y amenazar. Así de sencillo. La víctima es el presidente de la editorial RBA, Ricardo Rodrigo Amar, editor del semanario. Un hombre al que los secuaces de Santiago Abascal han animado a acosar a las puertas de su oficina, en la Avenida de la Diagonal de Barcelona.
Este es el curioso concepto de la libertad de expresión que se estila entre sus parroquianos: como se ríen de nosotros, "a por ellos". Y como tienen al 'primo de Zumosol' de la judicatura guardándoles las espaldas, no pasa absolutamente nada. Marca España al 100%. El incidente ha provocado dos oleadas: una, de rechazo, asco e indignación. La otra, de solidaridad.
Ambas reacciones inundan las redes sociales y llegan de todas partes. También por parte de periodistas de TV3, absolutamente estremecidos con el esperpento en el que se ha convertido el estado español desde que VOX irrumpió en las instituciones. Es el caso de Carles Castellnou, popular informador de la cadena pública catalana en Madrid, donde es espectador en primera línea de la radicalización del españolismo, incluso sufriéndolo en carne propia. Carles no ha querido ponerse al nivel de los ultras, pero con su tuit lo ha dicho absolutamente todo, y además, con una elegancia alcanzable en esos lares. "Viva El Jueves por muchos años", ha escrito. Así de claro.
El periodista es uno de los millones de ciudadanos que han reído y se han informado con las ocurrencias y el sarcasmo de la veterana publicación, objeto de ataques del establishment durante su trayectoria. Y ahora, en 2021, desgraciadamente el establishment es VOX. Un desbarajuste, sí, pero tan real como la vida misma. Por eso la serenidad de su mensaje es todavía más valiosa: los extremistas quieren convertirlo todo en un nuevo Vietnam, y lo están consiguiendo con sus amenazas a colectivos diversos. Bravo por su valentía.
Será cuestión de tiempo empezar a leer en redes sociales cómo VOX vomita odio contra la tele pública catalana. Antes, claro está, habrán representando otro de sus teatrillos: hacerse las pobres víctimas. Lacrimógeno todo. Vaya país les está quedando.