Carlos Cuevas vuelve a ser el cebo para ver TV de pago. Cada vez son más los actores juveniles que arrastran fans a pagar por una serie. Un gancho, según todos los productores, es un desnudo integral del protagonista. No eclipsa la calidad de un trabajo pero ayuda al interés de una ficción. Todo es compatible: ser buen actor y desnudarse en pantalla. Lo ha hecho Mario Casas en Instinto, serie de Movistar, o Cuevas a Merlí sapere aude de la misma cadena. Ahora el estreno de Alquien tiene que morir de Netflix regala un Cuevas en la ducha:
La serie de tres episodios era una apuesta arriesgada: poner al director mexicano Manolo Caro, de la exitosa La casa de las flores, a recrear la España franquista. Toma referencias del cine de Berlanga y de Los santos inocentes y la crítica está siendo dura. Los actores como el catalán Carlos Cuevas salvan la papeleta, en un personaje difícil y duro: homosexual reprimido en la España negra en una familia ultraderechista. Hace de hermano de otra actriz muy seguida, Ester Expósito. Juntos son el reclamo perfecto para que la serie sea un éxito de visionados.
Una escena de ducha, cada vez más habitual a las series de pago, es una parte de toda la obra. Que sirva para enganchar a algunos espectadores a la historia solo escandaliza a puritanos. También tiene una escena de violencia explícita que pone los pelos de punta. Cuevas está bien y avanza a sus 24 años hacia la madurez actoral.