La retransmisión televisiva del partido del Barça contra Valencia nos ofreció una nueva muestra de la frivolidad, la insensibilidad y la incontinencia verbal que, cada vez más a menudo, se ha instalado entre la flor y la nata de los comentaristas deportivos. Sí, es cierto que desde que José María García irrumpió como un huracán en el periodismo 'futbolero', ya nada fue igual. Pero una cosa es la pasión y las cuitas, y otra es la impertinencia pura y dura. El comentario gratuito, la ocurrencia sin ningún tipo de gracia y la meada fuera de tiesto es el deporte favorito y censurable de algunos tótems de la comunicación, que además son reincidentes. Ha pasado estos días con Manolo Lama de COPE, hablando del color de la piel de los jugadores de baloncesto (y que todos recordamos por humillar mendigos en directo en Cuatro), o con el narrador de Movistar La Liga Carlos Martínez. Si hace unos meses le llamaba peyorativamente 'autista' a Dembelé, ahora ha vuelto a demostrar que es un 'humorista' infame.

Llegaba el descanso en el Camp Nou con el marcador de 2-1 favorable a los azulgranas. Una gran primera parte donde disfrutamos con la explosión de Ansu Fati y la reacción del Valencia. Un partido trepidante, de los buenos. El árbitro silba el final, todo el mundo en la caseta. Carlos Martínez, Michael Robinson y Julio Maldonado 'Maldini' despiden la conexión y se van a comer un bocadillo, tomar un refresco o ir al excusado. Tanto da. Pero Martínez tenía que poner su guinda en forma de chiste. "El Barça con mucha posesión, con dos goles en 15 minutos, parecía que iba a desatarse la gota fría sobre Valencia". Muchos no se lo creían. La gota fría que ha causado 6 muertos e inundaciones casi apocalípticas en el País Valencià, Murcia y Andalucía, motivo en broma para el narrador. Precisamente hablando de un equipo de la zona afectada. Acertadísimo. Ole tú, Carlos. Solo podemos ofrecer el audio, pero es más que suficiente.

 

Comentario Carlos Martínez Gota Fría Movistar La Liga

Carlos Martinez Robinson Maldini @carlosplus

Martínez se quedó bien tranquilo después de la tontería que acababa de pronunciar. Quizás pensaba que alguien la encontraría divertida. No pidió ninguna disculpa. Seguramente ni siquiera se dio cuenta. Es lo que pasa cuando hablas sin pensar. Y habla mucho. Parece que le paguen las palabras a peso. Pues bien, que no crea que pasó desapercibido. ¿Qué será lo siguiente? ¿Un tsunami? ¿Un terremoto? ¿Un accidente en la autopista?