Carme Chaparro nació hace 46 años en Castilla y León pero aclara la catalanidad de su nombre: "Nací en Salamanca por accidente, pasaba por allí. Mi madre es extremeña y mi padre catalán, pero vivían en Barcelona. Mi madre se quedó huérfana joven y su familia se trasladó a la Costa Brava a trabajar. Y yo crecí en Barcelona". Nombre y educación en catalán, el diario El Mundo la hace pasar por el aro de del procés.
La presentadora de Telecinco ha pasado a Cuatro y sus audiencias son tan malas que la cambian por Joaquín Prat. Pero antes que hablar de su Cuatro al día nido de ultras, resuelve el procés: "El independentismo tendrá que renunciar a la independencia". Todo arreglado, pues.
Chaparro lo desarrolla con más matices: "Tengo amigos y familia independentista y no independentista y nos seguimos hablando todos, pero se cierto que hay una parte que se ha radicalizado". No dice qué parte pero se le entiende todo. Y para no parecer tan ultra como su tertuliana Cristina Seguí añade: "El Gobierno español tendrá que ceder más autonomía en Cataluña". Es cuando baja a los detalles que acierta más: la anécdota de las banderas.
Compara el uso de la bandera asturiana con la catalana: "Fernando Alonso celebraba un triunfo con la bandera asturiana y a todo el mundo le parecía genial, un honor para España. Pero a cualquier jugador del Barça se le ocurría salir cono la bandera de Cataluña, no la independentista, y se liaba. Y de esto hace diez años. Eso la gente lo ha notado". ¡Bingo! Pero Chaparro no osa pronunciar la palabra. Una lástima ya que ella misma dice "trabajo con las palabras". Eso que explica tiene un nombre: anticatalanismo. Pero pronunciarlo en una TV española es tabú.