La periodista Carme Chaparro ha vivido este fin de semana una experiencia francamente desagradable mientras viajaba en un tren. Son tiempos que hay que mantener las recomendaciones de las autoridades sanitarias, el coronavirus continúa muy presente y siguen sumándose los casos de infectados. Pero para algunos, se ve qué llevar la mascarilla puesta para taparse la cara debe ser un esfuerzo demasiado difícil de asumir. O directamente, es que son imbéciles.
La presentadora de Mediaset se disponía a pasar un viaje relajado, pero enseguida se dio cuenta de que sería un vía crucis y que de plácido no tendría nada de nada. Ella misma explica en un artículo en el portal Yahoo! Noticias que cuando vio subir al vagón a un grupo de 15 chicos y chicas se le cayó el mundo encima: "Mierda, pensé, olvídate de cerrar los ojos y relajarte. Vamos a tener un viaje movidito... ¡Si sólo hubiera sido eso!". Los jóvenes se sentaron justo delante suyo, chillando, tirando basura al suelo ("que lo recoja la que limpia, ja ja ja") y yendo de un asiento al otro. Y lo que es peor: sin mascarilla. "Eran bombas de relojería andante".
O no la llevaban o la llevaban por el cuello. Chaparro temía por ella, pero especialmente, por una pareja de ancianos sentada a su lado: "Me miraron con miedo. No hizo falta que me dijeran nada. Eran personas de riesgo. Si alguno de esos adolescentes en pleno estallido hormonal tenía la Covid y les contagiaba, iban a pasarlo muy mal. Y en un tren cerrado, con tan poco espacio y sin ventilación, un enfermo sin mascarilla podía convertirse en un peligro mortal". La periodista tuvo tiempo de hacer una foto, pero nada más. Reconoce que no se atrevió, porque en el vagón, ella y el resto de pasajeros estaban en minoría: "Podíamos haberles dicho algo pero, al menos a mí, me dio miedo. Eran muchos".
Unos temores que tuvo por unos antecedentes: "Hace unas semanas, en Francia, un grupo de jóvenes asesinó de una paliza a un conductor de autobús que les recriminó que no llevaran puesta la mascarilla. El otro día una conocida tuitera comentaba que había visto de madrugada a otros dos impresentables escupir a una pareja de ancianos que había pedido educadamente que usaran la mascarilla o se alejaran de ellos...". Chaparro lamenta que en situaciones así, los ciudadanos "Sólo podamos bajar la cabeza y marcharnos. Pero de aquel tren no podíamos irnos. ¿Teníamos que asumir el riesgo? No había más opción que esa. No podemos pedir héroes. Ni intentar serlo nosotros".
La periodista recuerda que "los brotes empiezan así. Los muertos empiezan así. Con niñatos maleducados como los del tren. Con personas inconscientes. Con gente olvidadiza".