Carmen Bazán, madre del torero Jesulín de Ubrique y abuela de Andrea Janeiro, ha comenzado una nueva etapa en su vida lejos de los focos y del ajetreo mediático que durante años la rodeó. A sus 76 años, Bazán ha optado por un estilo de vida más tranquilo, enfocado en la familia y en el disfrute de pequeños placeres, después de haber sido una figura clave en la vida pública de su hijo y en diversos programas televisivos.
En los últimos años, Carmen Bazán ha reducido significativamente sus apariciones públicas. Tras haber sido protagonista en varios programas de entretenimiento y en la prensa del corazón, la matriarca de los Janeiro decidió alejarse del mundo del espectáculo para centrarse en su bienestar personal. Fuentes cercanas a la familia aseguran que Carmen reside en la finca familiar de "Ambiciones", en Cádiz, donde disfruta de la tranquilidad del campo y de la compañía de sus seres queridos. Carmen ha encontrado paz en la vida rural. Le gusta pasar tiempo con sus nietos, cuidar de su jardín y pasear a caballo. Se siente más feliz lejos de la presión mediática.
El vínculo con sus nietos es una de las cosas que más disfruta
Carmen Bazán mantiene una relación cercana con sus nietos, incluidos Andrea Janeiro y los hijos que Jesulín ha tenido con María José Campanario. Aunque Andrea prefiere mantenerse alejada del foco mediático, se sabe que mantiene contacto con su abuela paterna, especialmente en reuniones familiares más privadas. Para Carmen, la familia es lo más importante. Siempre ha estado pendiente de todos sus nietos y les dedica tiempo cada vez que puede, sus nietos son una gran escape, ya que los disfruta al máximo y les gusta pasar tiempo de calidad con ellos.
De icono televisivo a figura discreta
Carmen Bazán fue una figura recurrente en la televisión, especialmente en programas donde mostraba su carisma y espontaneidad. Su participación en el reality “El Refugio” la convirtió en un personaje entrañable para el público, ganándose el cariño de los espectadores. Sin embargo, con el paso de los años, decidió dar un paso atrás y dejar el protagonismo a otros miembros de su familia. Aunque ya no participa en programas de televisión, Carmen Bazán sigue siendo una figura respetada y querida. Según se ha sabido, dedica su tiempo a proyectos personales como la escritura y la pintura, actividades que le permiten expresarse de manera creativa.
Además, es habitual verla en eventos locales en Cádiz, donde mantiene una estrecha relación con la comunidad. Su presencia siempre genera afecto entre los vecinos, quienes la consideran una persona cercana y humilde. Carmen Bazán es, sin duda, una de las figuras más destacadas del clan Janeiro. Su legado no solo está marcado por su papel como madre de Jesulín de Ubrique, sino también por su carisma y autenticidad, que le han permitido ganarse el cariño del público. Hoy, lejos de los focos, disfruta de una vida plena y tranquila, rodeada de su familia y de aquellos pequeños momentos que, según sus propias palabras, son los que realmente importan. Sin importar los años que pasen, Carmen Bazán sigue siendo una figura entrañable en la memoria de muchos españoles.