Carmen Lomana asegura que no tiene ni un duro. La socialité castellanoleonesa, famosa precisamente por el papel de mujer rica que hace siempre en los programas de televisión, revela ahora que atraviesa un vía crucis económico y que no ve la luz al final del túnel. Una situación derivada de la crisis del coronavirus y que afirma que podría ver agravada a corto plazo.
En declaraciones al programa Todo es mentira, la colaboradora de Risto Mejide ha explicado que su principal fuente de ingresos es el alquiler de oficinas. Pero la pandemia le ha fastidiado el negocio. "Se han quedado vacías", ha lamentado antes de pronunciar la frase que ha dejado a los espectadores con la boca abierta: "Tengo para comer pero no sé por cuánto tiempo". La mediática, que hace pocos años decía que "lo peor es la pobreza en los ricos, porque los pobres ya están acostumbrados" cobra por cada aparición televisiva con Risto y también hace de tertuliana en Supervivientes. Pero parece que no tiene suficiente. Sea como sea, la ostentosa Carmen Lomana dice que su fortuna hace aguas y protesta: "Estoy harta de que me llamen pija". En las redes sociales, las críticas de la audiencia son numerosas.
Pero ni la supuesta ruina aleja a Lomana de sus vecinos acomodados de Vox, que se manifiestan cada día en el barrio de Salamanca de Madrid en contra del ejecutivo de Pedro Sánchez. Si la empresaria no puede llenar las cazuelas para comer, al menos las podrá utilizar para hacer ruido contra el Gobierno: "Tienen toda la razón del mundo para protestar". Aunque ella es más de manifestarse desde el balcón, sin salir de casa: "Mejor desde la ventana, porque es muy peligroso concentrarse en la calle. Eso es una irresponsabilidad tremenda". A pesar de las dificultades, Lomana todavía mantiene su exclusivo ático en el centro de Madrid, cerca del barrio de Chamberí. Hacer caceroladas desde el balconcito de un piso en un barrio de clase trabajadora no entra dentro de sus planes, de momento.