Es una de las royals más estilosas y elegantes de la realeza europea. Carolina de Mónaco tiene una clase que no se lo acaba. Y ahora, gracias a un nuevo libro, hemos visto que tampoco tiene ningún problema en dejar a todo el mundo sin palabras. El conocido como peluquero de las estrellas, Denis Poulin, acaba de publicar el libro El destino pende de un pelo. Y en él explica una anécdota desconocida que demuestra el atrevimiento que tiene la princesa.
Cuando tenía 16 años, Carolina conoció al diseñador Karl Lagerfeld, que quiso contar con ella en algunas sesiones de fotos. Y en una de ellas, coincidió con el peluquero, explican en Vanitatis. Y lo que vio lo dejó con los ojos como naranjas: "Tenía mi estudio de pelucas y estábamos haciendo una sesión de fotos para Karl Lagerfeld. Él había vestido a Carolina como Mae West, con una peluca rubia platino que yo le proporcioné. Con un vestido ajustado de satén, Carolina insinuaba claramente sus bragas". ¿Y qué hizo Lagerfeld? Decirle que se las quitara. "El estilista le quita el vestido a Carolina y, sin más preámbulos, ella se quita la ropa interior delante nuestro. Estaba completamente desnuda".
Poulin todavía alucina, porque aunque en el mundo de la moda están acostumbrados a ver cuerpos desnudos, la sala estaba llena de gente: "la princesa no se encontraba a solas con él. En el equipo que participaba en la sesión fotográfica había más personas que Carolina no conocería en profundidad. No parece que eso le importara". Solo faltaria. Sensacional. Y muy profesional.