Las fiestas de Navidad (o lo que sea que celebraremos este año por culpa de la pandemia) modifica la parrilla de TV3: la mayoría de los programas hacen un paréntesis hasta después de Reyes. Es el caso de Polonia, que quemó sus últimos cartuchos de 2020 dedicando uno de sus gags a la salud del catalán. Una parodia desgarradora y que despierta tantas carcajadas como lágrimas, porque la clavaron: el diccionario de la Lengua Catalana en la UCI, agonizando y en situación crítica. Los facultativos que lo atienden no sólo no lo pueden salvar: es que, de hecho, empeoran su estado con consecuencias funestas.
Los síntomas son preocupantes, dentro y fuera de la ficción de Minoría Absoluta: "debilitación progresiva, ha sufrido una fuerte bajada en los últimos años, tiene los órganos atrofiados por la falta de uso y... ¡uyyyy! Y una sentencia judicial de hoy mismo, ¿eh? (la imposición de un 25% de castellano en las aulas por parte del TSJC): Parece un caso claro de diglosia". La cosa pinta muy mal, ¿pero cómo es que la ciencia no puede hacer absolutamente nada por el paciente? Pues bien, por el maltrato de la lengua que hacen los propios médicos. "Tengo los pronombres débiles", se queja el catalán, sin saber que todo iría a peor: los barbarismos lo matan. Los utiliza la sanitaria: "un segundet, pues, tengo que..." El diccionario aúlla de dolor: "¡En cada "pues" Dios mata un acento diacrítico!" Los refuerzos de enfermería no ayudan, pero el anestesista todavía menos: "disculpe, solo llevo 16 años viviendo aquí y no la entiendo". Es la pulla definitiva: "Ah, perdón, claro, claro. Pues le hablo en castellano y así nos entendemos todos". Hilarante, sí, pero un fiel reflejo de lo que vivimos cada día.
No hace falta que expliquemos el final del gag, todos sabemos cómo acaba la película. Con un cadáver. "Ponedle una sábana encima, no quiero que lo vean el euskera y el gallego que están planta". Demoledor.