El programa de citas 'First Dates' es como el sombrero de un mago. Haces "tachán" y salen palomas, conejos, globos, pañuelos de colores o, con un poco de esfuerzo y maña, una jirafa de color azul. Vaya, que el crisol humano que busca el amor es infinito. La cuestión política e idiomática también sale reflejada, poniendo de manifiesto el choque entre ciudadanos del Estado español. Hay quien habla solo en castellano, la mayoría. Pero otros que, en su día a día y fuera del estudio de Cuatro, se expresa en catalán, en euskera, en galego o en llingua asturiana. Un hecho que no tendría que pasar de la anécdota, pero que para algunos supone un casus belli. A la guerra. A por ellos. Ha pasado hace algunas horas en el programa de Carlos Sobera durante la cita entre un mallorquín residente en Catalunya que se llama Jaume y una mujer de Alicante, Yolanda. Tenemos pollo en las redes sociales.

A priori todo parecía encaminado a éxito de Cupido. Físicamente se gustaron, las edades son similares, ambos tienen hijos... Sin embargo empezaron a salir temas que los separaban inexorablemente. El primero, la distancia. Jaume no veía muy claro empezar una relación de este tipo, porque las experiencias anteriores no habían sido satisfactorias. Yolanda, sin embargo, no parecía preocupada por eso y se mostraba receptiva. Tampoco le echo atrás otro inconveniente más grave: es alérgica. A muchas cosas. Entre ellas, a los perros y los olivos. Jaume, que vive en un pequeño pueblo de 20 habitantes con su hijo y sus 2 perros (uno duerme con él), frunció el ceño. También por los olivos. El árbol abrió un nuevo frente, uno mayor que una aceituna y del tamaño de un melón. El idioma. El catalán. La madre del cordero.

Yolanda en First Dates / Cuatro

Jaume, catalanohablante, no cuajó con Yolanda, de Alicante y castellanohablante

A Jaume le costaba mucho decir la palabra "olivo" y "olivera" en castellano. Y es que es catalanohablante de toda la vida, es su lengua materna. Fue demasiado sincero ante las cámaras del programa: "El castellano no se mui lengua, tampoco una lengua con la que me haya criado. No me gusta hablarlo, me gusta hablar mi lengua". Acto seguido preguntó a Yolanda: "¿Hablas valenciano?" La respuesta fue un no, aunque ella le ponía interés, "no lo hablo pero si me pongo..." En todo caso, no le hacía el peso. Curioso que empleara el término "valenciano": por una cuestión de unidad de la lengua y porque, además, rezumaba aversión hacia Valencia y Alicante, de donde procedía Yolanda: "Me repugnan los tetes, los titos, las chonis". Sea como sea la cosa quedaba clara: aunque el soltero pensaba que ella era una mujer 10, que "estás muy buena" y que su historia personal (viuda con 3 hijos y 36 años) lo conmovía, no tenían futuro. Yolanda, sin embargo, insistió hasta el final. "Tendría una segunda cita con él", dijo.

Jaume en 'First Fechas' / Cuatro

Catalanofobia contra el soltero mallorquín por rechazar la cita por la diferencia idiomática

El mallorquín pinchó el globo en el cara a cara final: la distancia, la intendencia familiar, los problemas con los perros y la alergia y la diferencia de lenguas eran insalvables. "Me gustaría que mi ambiente familiar fuera catalanoparlante", le explicó. Una sentencia final que ha enfurecido a los seguidores castellanohablantes del espacio, desatando una oleada de catalanofobia. "Nazi", "atontao", "menudo subnormal", "vaya mierda les meten en la cabeza", "su perro habla catalán"... Lo trinchan con argumentos muy juiciosos, zízeñó.

Catalanofobia: clásicos de ayer, de hoy y desgraciadamente, de mañana.