Cayetana Álvarez de Toledo es la única diputada que el PP sacó en las cuatro circunscripciones catalanas. Un fracaso electoral sin precedentes. Lo más catalán que tenía la candidata era un exmarido: Joaquín Güell. Un hombre de negocios multimillonario de la todopoderosa familia Güell, mecenas de Gaudí. Joaco, como se lo conoce en la intimidad, se ha mantenido siempre en un segundo plano tras su divorcio hace un año y medio, pero acepta una entrevista en el diario ABC con una condición: no hablar de mujeres. El entrevistador, Salvador Sostres, tiene la habilidad de hacerle hablar de matrimonios fracasados.
Joaquín Güell es entrevistado en calidad de hombre de negocios de éxito y en ningún momento de la conversación se le identifica como ex de Cayetana. Pero en un momento Güell habla de cómo ve un fracaso matrimonial: "Las familias siempre perduran y no creo que un matrimonio que dure más de 10 años y que haya dado momentos maravillosos, hijos, casas, ambientes y amistades pueda decirse que ha fracasado". La pareja tuvo dos hijas, Cayetana y Flavia, y vivían en una mansión en el centro de Madrid, cerca de Los Jerónimos. Todo muy aristocrático viniendo de los Güell y la marquesa de Casa Fuerte.
Sostres no puede evitar preguntarle a un unionista de derechas sobre Catalunya: "A Cataluña ya no la reconozco. Quizá nunca la conocí. A Barcelona sí, y es peor". Tiene razón: antes entrar en el Park Güell era gratis y ahora es de pago.