El primer debate electoral de candidatos del 28-A lo ha organizado el diario La Vanguardia. No lo ha montado en Soto del Real, donde residen dos de las jefes de cartel (Oriol Junqueras y Jordi Sànchez) sino en el CCCB. Paradójico que en un centro de cultura el catalán haya quedado como un idioma en que no parecía oficial: sólo una de las candidatas lo ha utilizado con normalidad: Laura Borràs de JxCat. A pesar de las críticas por esta rareza, el diario que lo ha organizado ha sacado lógico pecho de un éxito de convocatoria con una portada a cinco columnas, una espectacular fotografía de Pedro Madueño y un editorial que ha merecido no pocos comentarios, especialmente su parte final.
El editorialista del Grupo Godó alaba como un éxito que haya cuatro mujeres candidatas, tres de ellas como cabezas de cartel: "una estampa muy saludable desde la perspectiva de género". Destaca la juventud de todos los debatientes, que rondan la cuarentena: "tienen un claro porvenir profesional por delante". Dos rasgos objetivos que pueden ser vistos al revés: faltan políticos experimentados y lo importante no es el género de las políticas sino las políticas de género. Si gobierna Cayetana Álvarez de Toledo con Inés Arrimadas, ¿en qué mejorará la política contra la violencia de género de la mano de sus compañeros de investidura de Vox?. Sobre Cayetana, marquesa de Casa Fuerte, recae la parte más insólita del editorial.
Concluye la página noble del diario del Grupo Godó: "La presencia de una candidata atípica como Álvarez de Toledo es una oportunidad de oro para que Barcelona renueve su vocación de ciudad mediterránea, cosmopolita y abierta de par en par a todos". La única cabeza de cartel que reivindica la ignorancia de la lengua catalana como un bien de su candidatura, que pide cerrar TV3, prohibir los lazos amarillos, que encuentra "hipócrita" el pacifismo del independentismo y más grave el 1-O que el 23-F. Y todo eso antes de empezar la campaña.
La candidata que ha dicho todo eso es valorada con un 7 sobre 10, la mejor nota de todos. El diario la alaba como una oportunidad de oro para que Barcelona demuestre que es "mediterránea" y "abierta a todo". Así lo considera no el columnista Quim Monzó sino el texto a su lado. Si fueran dos redactores, el de su derecha.