Cayetana Álvarez de Toledo es historia en el PP. Una historia espantosa. Pablo Casado ha dado un volantazo y deja a la Marquesa en la cuneta, viendo que el estilo agresivo y de macarrismo aristócrata ha sido un desastre para las aspiraciones del partido, devorado día tras día por los ultras de VOX. El divorcio no ha sido amistoso, aunque eso no sorprende a nadie. Va en su ADN, eso de montar 'pollos'. Y el PP no se ha librado de su ira. Faltaría más.
La noticia, esperada desde hacía semanas, ha animado el panorama político y especialmente, las redes sociales. Allí los 'amiguis' de la diputada, es decir, gente de VOX, Girautas, etcétera, están entre enfadados y esperanzados con poder ficharla para sus cuitas. En el otra lado, como es natural, las sensaciones son diametralmente opuestas. Pero el adiós o la patada no le ahorran algún sopapo más. Por ejemplo, el del presentador de ETB y colaborador de El Nacional.cat, Xabier Lapitz, con un adjetivo demoledor y de recuerdos escatológicos: "ni dura, ni blanda: Plasta". El vasco no la echará de menos. Ni a ella, ni a su estilo, ni sus peroratas interminables. Al menos mientras no aclare cuál será su futuro.
Este 2020 está haciendo estragos en el sector más duro del españolismo, por decirlo finamente. Cayetana, Girauta, Negre o Ussía, Un dream-team carpetovetónico 'de aúpa'. Veremos si acabamos todos juntitos en el mismo saco.