Chábeli Iglesias Preysler es un personaje legendario de la crónica social española. La primogénita y legítima heredera de un imperio que, eso sí, muy pronto tuvo que compartir con una multitud de descendientes. No solo de la rama primigenia, también de las derivadas, muchas, que florecieron con niños y niñas por todo el planeta. Chábeli se acabó retirando de la primera línea, recluyéndose en los EE.UU. y creando una familia, y cedía al testigo a la que lo deseara con más énfasis, en este caso Tamara Falcó. De vez en cuando, alguna portada de '¡Hola!' como fe de vida, pero fuera del circuito. Se supone que por dos motivos: para proteger a sus hijos y para trabajarse un futuro profesional como diseñadora de interiores. Han pasado los años y ahora nos encontramos en un escenario totalmente diferente. Isabel ha vuelto. Y se ha estrellado.
El gran negocio de Chábeli ha sido su fichaje por TVE. Recibió un encargo de 2 millones de euros para hacer un programa de reformas de casas de famosos, trabajando mano a mano con su hermano Julio José, otro vividor profesional. Ya se han estrenado dos capítulos, el último hace unas horas con Omar Montes como estrella invitada. No era una emisión cualquiera, de hecho era más importante que el estreno. Porque el primer episodio se lanzó justo después de la victoria de España contra Francia en semifinales de la Eurocopa, con más de un 70% de share durante el partido, y un 40% con el análisis posterior. Los 'Hermanos Iglesias' marcó un 15%. Buen dato, pero dopado hasta el tuétano. Por lo tanto, artificial, falso. El bueno, el auténtico, acaba de salir del horno.
Chábeli, que se embolsa personalmente más de 200.000 € por este bodrio infumable, ya preveía los problemas en el paraíso y que necesitaría unos cuantos milagros por mantener el formato con un mínimo de dignidad. Ninguno ha funcionado: ni explotar la imagen de su hija Sofía, la secretísima, de 12 años, ni por descontado ninguna de las publicaciones en redes sociales, promocionando el programa. Desde aquí se oyen ya los gritos en los despachos de dirección de TVE, porque la hecatombe es real: ha perdido más de la mitad de cuota, y en horario de máxima audiencia, pasando a un ridículo 6,8%. Una bajada de más de 8 puntos. 645.000 valientes se lo tragaron, pero apostamos un guisante a que la próxima semana todavía serán menos. Muchos menos.
Hay que decir que, muy probablemente, a Iglesias le resbala bastante el resultado ofrecido por Kantar Media. Y la razón es sencillísima: ya ha cobrado la pasta, el problema no es suyo. No le falta razón, tampoco cierta jeta. En todo caso, el porrazo supone un punto de inflexión: a ver a quién es el siguiente primo que le compra una moto gripada a precio de oro. Le está pasando como a su madre: no lo valen.
El reinado tiembla, la burbuja Presyler está pinchándose. De VIPS intocables, al hazmerreír de toda España.