Cuando nos pensábamos que el año 2020 no nos podía sorprender más, va y Charlene de Mónaco reaparece irreconocible. La mujer de Alberto de Mónaco, conocida por su pasado como nadadora, se ha sometido a radical cambio de imagen con el que no parece ella. No lo decimos nosotros, lo dicen muchos. Incluso los que se han encontrado con ella en persona. No la han reconocido. Y no es para menos. La deportista de Zimbabue se ha rapado la cabeza al cero. Antes tenía el pelo rubio, corto y perfecto. Mujer elegante como diría Carolina Herrera. Ahora ya no. Se lo ha rapado. En la mitad de su cabeza no tiene pelo. Ni rastro.
Un nuevo yo del que Charlene de Mónaco ha presumido en la tradicional ceremonia del encendido del árbol de navidad que cada año, cuando llegan estas fechas, se celebra en el Palacio de Mónaco, donde ella y su marido, Alberto, viven junto a sus hijos Gabriela y Jaime. Una reaparición con la que ha dejado a los pocos que la han reconocido con la boca abierta. Charlene ahora tiene una parte de la cabeza rapada, la izquierda concretamente. En la derecha aún mantiene pelo, pero muy corto. Aunque aquí no terminan los cambios. La mujer de Alberto de Mónaco también se ha hecho flequillo, cuatro pelos y muy desiguales, y se ha teñido de un tono más oscuro, color castaño, alejándose del habitual rubio al que nos tenía acostumbrados.
Un radical antes y después que ha traspasado todas las fronteras. Y es que no hay medio de comunicación, nacional e internacional, que no se haya hecho eco del tremendo cambio de imagen que Charlene se ha realizado en tiempos de pandemia. Por cierto, la nadadora de África, antes de pasarse la maquinilla por la cabeza, cual punky, era así:
Aunque, ya que estamos, lo cierto es que Charlene no es la única de su familia que en las últimas semanas ha optado por el cambio radical. Las hermanas de su marido, Estefanía y Carolina, también presumen de nueva imagen. Carolina, por ejemplo, ahora tiene el pelo lleno de canas. Estefanía, por su parte, ha envejecido bastante y ahora tiene la cara llena de arrugas y bolsas. La dinastía de los Garimaldi adaptándose a los tiempos actuales, tiempos de cambios. Lo saben y lo cumplen a rajatabla. ¿Quién será el siguiente en dar la sorpresa?