Si hay un restaurante de Madrid donde se reúnen pijos, borbones y la beautiful people de la capital es el Zalacaín. Lo era, porque ha tenido que cerrar para siempre. Según informa EFE, "fue el primer restaurante español en lograr tres estrellas Michelin, referencia gastronómica y templo culinario de los tiempos de la Transición". La ruina económica de la COVID le ha hecho cerrar después de 50 años.
Cerró durante el estado de alarma pero el servicio de comida a domicilio que ofrecía era insólito para los reyes y ricos que lo frecuentaban para encontrarse con otros VIPS. En casa ya no hacía la misma gracia. El grupo empresarial La Finca ha pedido concurso de acreedores y liquidarlo. Estaba en quiebra. Era uno de los pocos restaurantes donde se seguía exigiendo chaqueta. Fundado el año 1973, se reunían allí gobiernos, banqueros y reyes. Era proveedor de Casa real. Todavía hay fotos de Elena de Borbón y Marichalar celebrando los 38 años de la infanta.
Entre la lista de VIPS habituales: Isabel Preysler, Carlos Herrera, Florentino Pérez o el rey Juan Carlos con sus amantes. En el fondo hay una mesa discreta que casi no se ve. Cubertería de plata, todos endomingados y trato personal. Una famosa catalana revela a EN Blau "Era ese estilo madrileño un poco cursi pero elegante y los camareros y el Maitre te llaman por el nombre". Unos lo ven casposo, otros cursilón. De otra época. Exigía corbata y chaqueta para entrar, como en el Ritz. En Barcelona ni el Via Veneto lo exige ya.
Ahora solo hay hojas muertas en las escaleras de bajada al Zalacaín. Un cierto Madrid, por suerte o por desgracia, ha muerto con él.