Ciudadanos camina lenta e inexorablemente hacia la extinción. La agonía se está alargando demasiado, pero la resistencia de sus diputados y cargos electos a irse y dejar de cobrar la paguita es más fuerte que su sentido del ridículo. La derrota en las elecciones del 9-N de 2019 empezó el drama, provocando la huida del líder Albert Rivera. Después vendría un alud de bajas y fugas incesante, con nombres tan notables como el de Juan Carlos Girauta, Marcos de Quinto o Toni Cantó. Bueno, quizás lo que hubiera sido realmente extraño es que estos personajes se quedaran a su entierro político, pero vaya. Inés Arrimadas permanecía al frente de los naranjas enviando un mensaje más falso que un billete de 30 euros: re-mon-ta-da. La realidad ya la conocen. Pero los estertores continúan.
Sin diputados, senadores, alcaldes, consejeros, etcétera, a C's se les ha desmontado el chiringuito. Las telarañas de la tesorería son dignas de la saga de Spiderman. Pagar los alquileres de las sedes del partido, una quimera. Ni la ingeniería financiera más agresiva podía salvar la situación. En Barcelona, por ejemplo, se marcharon del edificio de la calle Balmes a toda prisa. Ahora, paradojas de la vida, se ha instalado allí el RCD Espanyol. En otras ciudades del Estado la alarma es todavía más ensordecedora. En Alicante, por ejemplo. Allí la cosa tiene su qué: obtuvieron buenos resultados en las urnas y todavía gobiernan en la Diputación y el Ayuntamiento con el PP, pero aun así las cuentas no salen. Y han tenido que largarse de la que ha sido su casa, en la calle de Maissonave. Las reuniones del partido y del grupo municipal han sido trasladadas a un lugar que nadie se imaginaría. Brutal.
Los representantes de Ciudadanos en Alicante ahora se reúnen en un McDonalds
El diario ABC explica como de grave es la decadencia de los naranjitos en Alicante. A falta de un local, por cutre que fuera, han tenido que encontrar soluciones de emergencia. Una sería ir a un parque y decidir la estrategia sentados en un banco o en el mismo césped. También podrían haber escogido el clásico "bajo un puente", alegoría de la pobreza extrema. Pero si por alguna cosa ha destacado Ciudadanos a lo largo de su historia es por una capacidad innata para alcanzar ridículos extremos e insuperables. Y hacer de un McDonalds su punto de reunión es una prueba irrefutable. La foto es pintoresca, dantesca y algunos adjetivos más que acaban con el sufijo -esca.
La red se troncha de risa con los ridículos estertores de Ciudadanos
El partido decidió cerrar las sedes de Alicante y Castellón el pasado mes de mayo, y centralizar la actividad en la de Valencia. Pero claro, los representantes electos de la ciudad, como la vicealcaldesa Mari Carmen Sánchez y la vicepresidenta de la Diputación Julia Parra, necesitaban de cobijo para celebrar encuentros internos. Y hacer los 190 kilómetros que separan las dos ciudades no les hacía ni pizca de gracia. Normal. Por eso surgió la brillante idea de ir a un fast-food, como un grupito de adolescente antes de ir al cine. Dicen que la rama ciudadaner de Alicante, además, vive momentos convulsos, con acusaciones cruzadas. Por eso la elección de este restaurante quizás no es mala idea del todo: siempre se podrán zampar un happy meal, de las pocas alegrías que les quedan. Ahora bien, que vigilen. Que después la báscula hace llorar. Recuerden 'Super size me', aquel documental. La red se troncha de risa.
- Aun huele a mcshake..
— Nesscamper (@nesscamper) November 29, 2022
😆😆 pic.twitter.com/P7ZazWnzp5
"Huele a FRITADA" pic.twitter.com/N3rM2PZDHA
— Maxim de Winter (@MaximdeWinter5) November 29, 2022
Eligieron nuevo presidente pic.twitter.com/O6oIiQZcSM
— Héctor Alonso�������� hectoralonso@paquita.masto.host (@hdelosrios2) November 29, 2022
"Perdonen, señores, dice la gerente que si no consumen se tienen que ir" 😂 y les veo a todes con un McFlurry
— ❤XÆRLƎS �������� VƎLÆSKØ���� ����the PRÎMÆÜT���� (@XarlesVelasko) November 29, 2022
Todavía han tenido suerte: los establecimientos de hostelería tienen reservado el derecho de admisión. Aquí no lo han ejercido. De momento. Qué decadencia. Les quedan dos telediarios.