El acuerdo de separación de Gerard Piqué y Shakira son las 20 páginas más analizadas del Derecho matrimonial de Catalunya, y eso que no eran matrimonio. Por ley, la pareja de hecho del exfutbolista y la cantante es lo mismo que un matrimonio: tienen que llegar a un acuerdo de separación por los bienes y por los niños. Tienen que pactar la custodia y la distribución del patrimonio en común. Y para evitar abusos, hace falta que un juez dé el visto bueno. En el caso de Piqué y Shakira parece que se han ahorrado la pensión compensatoria. En todas las familias, cuando el divorcio supone a uno de los miembros el empeoramiento económico, el que es más rico lo tiene que compensar cada mes. En este caso Shakira tendría que pasar un tanto al mes a Piqué, que es quien económicamente sale perdiendo con la separación. Pero los abogados no han filtrado esta cifra. Se entiende que los dos ya son lo bastante ricos. Han pactado vender la mansión de Esplugues por unos 15 millones que irían a un fondo común para gastos de los hijos.
En la reunión final del acuerdo dentro del domicilio familiar durante 12 horas que acabó la madrugada del martes había diferentes abogados de las dos partes, Shakira y Piqué. Alguien filtraba a un periodista del digital Informalia, un tal Martín Alegre, que Piqué se quiso asesorar por una persona de fuera. No era su madre, la Dra. Montserrat Bernabeu, ni el padre escritor Joan Piqué. Era la pareja de Piqué, Clara Chía. Así lo escribe el digital: "Durante la reunión la conducta del ex defensa del Barcelona fue cambiando. Su actitud no fue la misma al comenzar que al acabar. No cesaron las continuas llamadas de su novia Clara Chía y las que él mismo le hacía a la joven. Fuentes de toda solvencia nos informan de que fue la joven quien animó a Piqué a cerrar un trato, sin más demora, para finalizar de una vez el tira y afloja" Esta es la versión del periodista que asegura tener buenas fuentes dentro de la reunión.
Clara Chía ha escogido esta foto de perfil en el perfil de su Instagram. Un juego de palabras pero sale muy guapa, el pelo ensortijado y un jersey azul en la playa de arena y guijarros. Así se entiende mejor cómo ha seducido a Piqué, como él está mucho de ella y la llama para saber si se arrepentirá de firmar que los niños se marchen en enero a vivir a Miami. Clara Chía le dijo que firmara, que es mejor un mal acuerdo que ir a los tribunales y hacer pasar el mal trago a los niños. En el juicio todos saldrían manchados: Shakira sacaría los dosieres que sus detectives han recopilado de las noches de Piqué y Piqué testificaría que Shakira ha engañado a Hacienda y que vivía en Barcelona cuando ella dice que no. Tendría que haber pagado impuestos en España. Los dos se tienen cogidos.
Clara Chía y los consejeros de Piqué (desayunó en la casa de al lado con sus padres justo antes de reunirse con Shakira) han sido listos. Aconsejar a Piqué que firme no es para alejar a los niños de Barcelona sino para ver a Piqué tranquilo, liberado. Clara, una buena influencia. El acuerdo calma los ánimos y Piqué tiene a Milan y Sasha a un golpe de avión privado. El acuerdo entre Shakira y Piqué ha llegado como el chiste del dentista y el paciente, que mientras el médico le coge la muela, el paciente le coge los genitales y le dice "Doctor, ¿verdad que no nos haremos daño?".