Las noticias sobre el triángulo amoroso más famoso de la historia no cesan. Shakira desea irse a Miami y olvidarse del padre de sus hijos para siempre, pero la salud de su progenitor se lo impide. Por su parte, Piqué está muy enamorado de Clara Chía y tienen planes de futuro. De hecho, han empezado a vivir juntos en su ático de la calle Muntaner. La colombiana estaba enamorada y se ha sentido traicionada y humillada. En un primer momento el catalán le confesó que ya no estaba enamorado, pero le ocultó que mantenía una relación con otra mujer a la que ella conocía muy bien. 

Piqué conoció a Clara Chía en un conocido local de copas de la zona alta de Barcelona. Se la presentó su íntimo amigo Riqui Puig, era amiga de su novia. Esta es una de las versiones, pero la joven estudiante estaba muy unida a Kosmos. La catalana tenía pareja y trabajaba en la empresa de Piqué. El empresario le despidió para incorporar a su nueva novia en un contrato de prácticas. 

Piqué y Shakira NY

Clara Chía se encuentra en el foco mediático desde que Shakira rompió su silencio y le dedicó una canción a la estudiante. La joven ha sufrido un ataque de ansiedad por el que tuvo que acudir de urgencia al hospital. 

Shakira se encontró con Clara Chía en los eventos que organizaba Kosmos 

“Tiene nombre de persona buena, clara-mente no es como suena, tiene nombre de persona buena, clara-mente es igualita que tú. (…) A ti te quedé grande y por eso estás con una igualita que tú”, dice parte de la ‘Bzrp Music Sessions #53′. A partir de este momento los medios de comunicación la persiguieron y los fans de Shakira la atacaron duramente, algunos le cantaban este trozo de la canción cuando se cruzaban con ella por la calle.

Clara Chía con Piqué

El portal internacional Semana revela que Shakira se cruzó en más de una ocasión con Clara Chía en los eventos que organizaba Kosmos. Según informan, la relación era codial y para la colombiana no suponía ningún tipo de amenaza. Ella tenía pareja y Shakira confiaba plenamente en Piqué. Se equivocó.

Shakira terminó por llamar a la catalana “mosquita muerta”. La veía como una mujer callada, muy educada y reservada. Era una becaria y la veía como alguien que pasaba inadvertida.