Concha Velasco es, una vez muerta a los 94 años la catalana Asunción Balaguer, la actriz más veterana de las grandes en activo. Rosa Maria Sardà dijo hace poco que sufre cáncer a los 78 años y que no piensa medicarse demasiado tiempo. Velasco tiene dos más: 80 años, y presenta su obra El Funeral en la plaza Urquinaona de Barcelona, en el Teatro Borràs hasta el 8 de marzo. Ha dicho que ve su muerte próxima. Muy próxima. Pero mantiene su ademán presumido: pelo blanco sin teñir, labios rojo intenso y esconde el bastón cuando llega la prensa al vestíbulo del Borràs.
Dirigida por su hijo, en la obra Concha Velasco interpreta a una gran actriz que acaba de morir. Velasco hace de fantasma: "Todo cambia cuando los asistentes quedan encerrados en el teatro porque el fantasma de Lucrecia se aparece para despedirse a lo grande". La artista acepta la autorreferencia de tan buen grado que ha confesado en una entrevista al digital Jaleos que cree que sólo le quedan 2 años de vida.
Concha Velasco: "Ya no me da miedo la muerte. No me da mal rollo porque ya la tengo muy cerca. Antes me daban ataques de pánico, pero ya está controlado. Por cierto, tengo previsto morirme a los 82, porque es el promedio de edad de cuando murieron mis padres".
Concha Velasco no recuerda cuántos años tiene su sobrina, la también actriz Manuela Velasco, famosa por REC. Se reserva la memoria para estudiar teatro. Cada día a las 4 de la madrugada se levanta para estudiar. Tiene otra obra por estrenar. Y tiene prisa. Según ella, morirá en 2022. Lo que no dice es que Concha Velasco será inmortal. Ahora, en el Borràs.