Aparte de la tragedia de muertes, pánico y sufrimientos diversos, absolutamente conmovedora e irreparable, también podemos afirmar que el coronavirus nos ha birlado la cotidianidad. Un hurto que, esperamos, será pasajero, seguro, pero que hace daño. La vida, tal y como la conocíamos, quizás no volverá a ser la misma. Eso implica muchas cosas, no todas malas, necesariamente. Pero otras... otras pueden parecer menores, pero escuecen y mucho. ¿Un ejemplo? La música, el teatro o el cine. Ir a un concierto, un festival, una sesión golfa. Incluso a un partido de fútbol: las aglomeraciones parecen, ahora mismo, una utopía, un vestigio de una época que no volverá.
Precisamente, la mujer de un futbolista top del F.C.Barcelona ha expresado esta desazón vía stories. No de forma pesimista, cierto. Más bien nostálgica y añorada. Hablamos de Coral Simanovich, la mujer israelí de Sergi Roberto, un matrimonio que el pasado noviembre amplió la familia con la pequeña Kaia. Imaginamos que el cuidado de la criatura les tiene muy ocupados, pero la imaginación vuela y recuerdan aquello que les hacía vibrar como pareja. Por ejemplo, ir al concierto de una reina como Rosalia. Es la respuesta de Coral a una pregunta de los fans de la modelo, sobre si echaban de menos la vida antes del coronavirus. La respuesta, musical y contundente, nos representa a muchos.
Ojalá nos equivoquemos con las previsiones menos optimistas. Pero qué bien que nos vendría un Sant Jordi lleno bailando la Milionària.