Sonsoles Ónega, presentadora del programa 'Ya es mediodía' de Telecinco, no lo está pasando demasiado bien (profesionalmente hablando) con el coronavirus. Su estado de ánimo es bastante variable, y pasa de la emoción y la consternación a actitudes cuestionables con facilidad inusitada. Un día después de llorar en directo, impactada al ver unas imágenes de un niño chino que se reencontraba con su madre después de tres meses separados, se le ha visto mucho más entera apretando el acelerador del sensacionalismo mientras entrevistaba a una portavoz de la Guardia Civil. La conversación no ha podido empezar de peor forma. O mejor, según se mire.
La presentadora, en estado de pánico por una derivada del confinamiento: el supuesto aumento descontrolado de llamadas a la Benemérita por riñas familiares en los domicilios. "Ella misma nos contaba que la Guardia Civil está recibiendo muchísimas llamadas por peleas dentro de las casas". La portavoz Mercedes Martín, sorprendida, levanta la mano y le corrige en directo. Sin perder la sonrisa, seguramente nerviosa por desvelar una conversación privada fuera de antena. Pero el toque es contundente: "No. Muchísimas llamadas no estamos recibiendo. Las incidencias son reducidas. Ni mucho menos son aluviones ni de forma alarmante". Ónega gesticula porque han descubierto la trampa: "Nos tranquiliza mucho". En fin. Como si los espectadores fuéramos cortitos. Igual que Felipe y su discurso.
Ya tenemos suficiente alarma social, dramas reales y muchas incertidumbres, no hacen falta más miedos puedes artificiales. Hacer de la anécdota un problema de orden público es temerario y triste. Y hunde cualquier esperanza de recibir una información útil y verosímil desde los medios de comunicación.